● La Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS) realizó un análisis sobre el inicio, actualidad y proyecciones de la transición energética de Colombia hacia un modelo más sostenible.
● Este nuevo insumo técnico, elaborado para la ONG peruana Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) y con recursos de CLUA, también plasma el panorama de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero aportadas por el sector minero energético.
● El documento revela cuáles son los principales avances del país en esta materia y cómo el Gobierno Nacional le apuesta a lograr una transición energética justa.
La transición energética en Colombia, es decir los procesos de transformación o sustitución gradual de un patrón de abastecimiento de energía primaria por un suministro más responsable con el ambiente, tuvo su despertar a través de dos actos normativos.
Se trata del Decreto 2811 de 1974, que le dio vida al Código Nacional de Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio Ambiente; y la Ley 99 de 1993, normatividad que creó la Ley General de Medio Ambiente en el país.
“Estos actos dieron inicio a las conversaciones relacionadas con conservar y utilizar racionalmente los recursos naturales renovables bajo criterios de equidad, teniendo como objeto el aseguramiento de la supervivencia y desarrollo socioeconómico de las comunidades”.
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Así lo plasma Johan Sebastián Vanegas, consultor de la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS), en un documento técnico sobre el pasado, presente y futuro de la transición energética de Colombia elaborado para la ONG Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR).
Según el análisis, este tema tomó mayor fuerza en el sector minero energético de Colombia con la expedición de la Ley 164 de 1994, la cual aprobó la participación del país en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 1992.
“A partir de esa fecha también se empiezan a evaluar posibles medidas de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en los diferentes sectores económicos y nace la oportunidad de incursionar en nuevas formas de energía sostenible y bajas en carbono”.
En 2001, Colombia creó el Programa de Uso Racional y Eficiente de la Energía (PROURE), una herramienta política para la promoción de las fuentes no convencionales de energía renovable, como biomasa, energía eólica, energía solar y geotermia.
Sin embargo, según el estudio de Vanegas, no sería sino hasta los años 2015 y 2016 que el Gobierno Nacional empezaría a hablar de una transición energética necesaria para el país; esto a raíz de una profunda crisis energética debido a un fenómeno climático.
“En 2015, con la presencia del Fenómeno El Niño, la capacidad del suministro de energía eléctrica del país se vio fuertemente afectada por las sequías que experimentaron los embalses que alimentan la generación hidroeléctrica del país”.
Este panorama llevó a una mayor operación de centrales termoeléctricas para compensar el déficit de producción y la formulación y ejecución de planes de racionamiento de la energía para evitar un eventual apagón en todo el país.
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“Hasta la fecha, Colombia ha formulado cerca de 31 actos legislativos (29 vigentes) relacionados con la transición energética. El más importante es la Ley 1715 de 2014, la cual regula la integración de las energías renovables no convencionales al sistema energético nacional”.
Vanegas destaca en su investigación que el término explícito de “transición energética” fue empleado por primera vez en Colombia con la Ley 2099 de 2021, acto que incluye temáticas como la dinamización del mercado energético y la reactivación económica.
Presente
El análisis de la FCDS ahonda en el panorama actual de la oferta y demanda energética del país. “Colombia ha podido abastecer su demanda de energía mayoritariamente con recursos internos, entre los cuales se destaca la presencia de los combustibles fósiles como el carbón”, cita el estudio.
Para 2020, la participación de los combustibles líquidos derivados del petróleo (diésel y gasolina) representaron cerca del 40% del suministro energético nacional, cifra que en gas natural y carbón fueron de aproximadamente 26% y 11% respectivamente.
En el mismo año, en el subsector de energía eléctrica, con un aporte cercano al 65%, la energía hidroeléctrica fue la principal fuente de generación de electricidad en Colombia.
Para Vanegas, esta contribución sustenta un avance en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en la reducción de emisiones de GEI del sector minero energético.
“Es importante reconocer los aportes de las diferentes centrales termoeléctricas, las cuales emplean en sus procesos principalmente gas natural y carbón y hoy representan alrededor del 35% de la capacidad instalada en el país”.
En cuanto a la demanda energética, el sector transporte es el principal consumidor de energía (35% de la energía total demandada) y el que más emplea combustibles líquidos derivados del petróleo; 96% de la energía consumida por este sector proviene de los combustibles fósiles, diésel y gasolina.
La industria es el segundo sector que más consume energía, con una participación del 26% en la demanda energética total. Los energéticos más usados en la industria son el gas natural (29%), carbón mineral (28%), bagazo (20%) y energía eléctrica (20%).
“En tercer lugar está el sector residencial (21%), donde se usan energéticos como leña (37%), energía eléctrica (35%) y gas natural (20%)”.
Futuro
El Plan Energético Nacional (2020-2050) presenta los posibles caminos que se podrían emprender para alcanzar una transformación real del sistema energético. Contempla cuatro escenarios energéticos a 2050: actualización, modernización, inflexión y disrupción.
“Los más ambiciosos en materia de aporte a la mitigación del cambio climático son los de inflexión y disrupción, los cuales tienen como objetivo el comienzo de la electrificación de la economía y una innovación para encaminar al sector hacia la carbono neutralidad”.
Según Vanegas, el petróleo y sus derivados, sin importar el escenario modelado, seguirán teniendo una participación importante en la composición de la oferta energética a 2050 (con una participación entre el 44% y el 34%).
“Los combustibles como el gas natural podrían tener una participación de hasta el 27% si se logra una modernización que reemplace al carbón por este gas”.
Aunque el carbón viene en descenso, con una caída de 30 dólares por tonelada durante los últimos años, se prevé una participación de hasta el 7% para 2050.
Calentamiento global
El último Inventario Nacional de Gases Efecto Invernadero revela que las emisiones totales del país alcanzaron las 302,97 Mt de CO2 eq en 2018, de las cuales el 30,7% fue aportado por el módulo de energía (92,94 Mt de CO2 eq).
“Este módulo, según datos del IDEAM, integra las emisiones de la operación del sector minero energético y las de actividades como el sector transporte (12,5%), industria manufacturera y de la construcción (4,3%) y sector residencial, comercial y de agricultura (2,8%)”.
De acuerdo con el Sistema de Monitoreo, Reporte y Verificación, las emisiones de GEI de los subsectores de energía eléctrica, hidrocarburos y minería alcanzaron las 30,30 Mt de CO2 eq en 2018.
Para 2020, dichas emisiones descendieron a 30,80 Mt de CO2 eq. A nivel departamental, Meta, Casanare, Atlántico, Santander, Córdoba, Boyacá, La Guajira, Bolívar, Cesar, Norte de Santander y Cundinamarca, concentran cerca del 93% del total emitido.
“El Ministerio de Minas y Energía, a través del Plan Integral de Gestión del Cambio Climático del Sector Minero Energético, ha venido trabajando en la reducción de 11,20 Mt de CO2 eq generadas por los subsectores energía eléctrica, hidrocarburos y minería para 2030”.
En 2021, dicho plan fue actualizado con el objetivo de alcanzar la carbono neutralidad y la resiliencia climática del sector minero energético a 2050.
“El propósito es establecer lineamientos que permitan la articulación de la política energética con la política climática nacional; habilitar oportunidades para que la industria cumpla los objetivos climáticos del orden nacional; y generar espacios que le permitan a la academia y a la sociedad apropiarse del plan”.
Para alcanzar la carbono neutralidad del sector minero energético, el nuevo plan estableció cinco escenarios a 2050 para reducir a cero las emisiones GEI de la industria extractiva y abordar con mayor ambición la planeación de la transición energética en Colombia.
“Con la puesta en marcha de estos escenarios se prevé para el sector minero energético una reducción de emisiones de GEI entre 20,41 y 31,6 Mt CO2 eq. El total de emisiones en 2015 oscilaría entre las 19,60 y 8,41, las cuales deberán ser compensadas o capturadas para alcanzar la neutralidad de carbono”.
Avances
El estudio de la FCDS presenta algunos de los principales avances de Colombia en el proceso de transición energética.
1. Despliegue y masificación de las fuentes no convencionales de energía renovable
● En 2019, el Gobierno Nacional de Colombia realizó la primera y segunda subasta de contratación a largo plazo para proyectos de generación de energía eléctrica.
● Participaron más de 50 compañías y se otorgaron responsabilidades a siete empresas generadoras y 22 comercializadoras, asignando una capacidad efectiva total de 1.298 MW (82,61% energía eólica y 17,39% energía solar).
● En la tercera subasta, realizada en 2021, se otorgaron asignaciones a 11 proyectos solares para una capacidad efectiva total entregada de 769 MW.
● Esta adjudicación representa una reducción en emisiones de GEI de aproximadamente 465.000 ton CO2 eq/año.
● En cuanto a los proyectos más destacados está El Paso, la planta solar fotovoltaica más grande de Colombia ubicada en el departamento del Cesar, la cual representa aproximadamente el 80% de la capacidad solar instalada en el país.
2. Estrategia Climática de largo plazo para cumplir con el Acuerdo de París
● Esta estrategia desarrollada en 2021 contiene nueve apuestas que buscan desarrollar la gran Transición Socio-Ecológica (TSE) hacia un país carbono neutral y resiliente al clima.
● La apuesta 7, relacionada con el sector minero energético y denominada “Matriz energética diversificada”, establece seis opciones de transformación.
● La de carbono neutral y resiliencia climática implica la electrificación de la economía para todos los sectores y actividades y bajo condiciones favorables y costo-efectivas.
● Con esto se prevé que la electrificación de la matriz energética en Colombia incremente su participación entre un 18% (actual) y 26% (2050).
● De acuerdo con la E2050, alcanzar la carbono-neutralidad requiere que la participación de la energía eléctrica en la canasta energética nacional a 2050 se sitúe en un porcentaje superior al 40% (preferiblemente 70%).
● El subsector de energía eléctrica deberá desarrollar mecanismos flexibles y robustos para la operación del sistema.
● Para 2050 se prevé la entrada de nuevos combustibles como el hidrógeno y la entrada de nuevas fuentes de generación como la geotermia.
3. Investigación y desarrollo de la energía geotérmica
● En 2021, la empresa Parex Resources Colombia, en colaboración con el Ministerio de Minas y Energía, dio apertura a los dos primeros proyectos piloto para la generación de energía eléctrica a través de geotermia.
● Estos proyectos están ubicados en los municipios de Aguazul y San Luis de Palenque (Casanare) y dan continuidad al proceso de transición energética que adelanta el país.
● El piloto de San Luis de Palenque se fundamenta en la co-producción de energía eléctrica e hidrocarburos a partir de recursos geotérmicos ubicados en el campo Maracas. Se estima una generación de energía eléctrica de aproximadamente 100 kW.
● El proyecto de Aguazul registra una capacidad instalada de generación de energía eléctrica de 35 kW.
● Ecopetrol oficializó la entrada en operación de su proyecto piloto en Acacias (Meta), el cual cuenta con una capacidad para la generación de energía eléctrica de 2 MW, es decir el consumo energético de 6659 hogares.
4. Adopción de la hoja de ruta del hidrógeno
● En 2021, el Gobierno Nacional, en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), publicó la hoja de ruta del hidrógeno para el territorio nacional.
● Contempla temas relacionados con capacidad de producción, demanda esperada, reducción de emisiones asociadas, potencial exportador y medidas regulatorias.
● El objetivo es movilizar entre USD 2.500 y 5.500 millones en inversión durante la próxima década.
● Se enfocará a mediano plazo en La Guajira, departamento que concentra parte importante de la generación termoeléctrica, explotación de minas de carbón y producción de hidrocarburos del país.
● En relación con la producción de hidrógeno verde, se prevé desarrollar una capacidad instalada de electrolisis comprendida entre los 1000 y 3000 MW; y en hidrógeno azul una producción total estimada de 50 kt.
5. Formulación de la Política de Transición Energética
● En 2022, el Consejo Nacional de Política Económica y Social expidió un documento CONPES que tiene por objeto consolidar el proceso de transición energética del país a través de la formulación e implementación de acciones y estrategias intersectoriales.
● Esta política de transición energética se estructura en cuatro estrategias: seguridad y confiabilidad energética; innovación y conocimiento; competitividad y desarrollo económico del sector minero energético; y sistema energético con bajas emisiones de GEI.
6. Adopción de la hoja de ruta para el despliegue de la energía eólica costa afuera
● En 2022, el Gobierno Nacional, en colaboración con el Banco Mundial, publicó esta hoja de ruta que pretende apoyar el proceso de transición energética del país.
● Se fundamenta en la construcción de dos posibles escenarios de crecimiento para la industria eólica costa afuera en Colombia.
● El propósito es ilustrar el efecto potencial del escalamiento de la industria en costo, beneficio para el consumidor, riesgos ambientales y sociales e impacto económico.
● El Ministerio de Minas y Energía expidió la Resolución 40284 de 2022, la cual establece reglas, requisitos y condiciones mínimas del proceso competitivo para el desarrollo de rondas de otorgamiento del permiso de ocupación temporal sobre áreas marítimas.
¿Qué es la transición energética justa?
Este concepto nace con el fin de avanzar en el proceso de transición energética y desarrollar políticas públicas de transición justa, especialmente para la industria del carbón.
La Estrategia Climática de Largo Plazo para cumplir con el Acuerdo de París (E2050) fue uno de los primeros documentos emitidos por el Gobierno Nacional en establecer acciones específicas sobre esta transición.
“En la Política de Transición Energética de Colombia se incluyó que, en el año 2023, los Ministerios de Trabajo y Minas el Servicio Nacional de Aprendizaje, diseñarán e implementarán pilotos de transición laboral para los trabajadores de la industria minera y petrolera que puedan verse impactados por el proceso de transición energética”.
El concepto de transición energética se hizo más explícito en la formulación del documento Bases del Plan Nacional de Desarrollo del presidente Gustavo Petro, el cual fue aprobado por el Congreso de la República.
Según Vanegas, tiene por objeto desarrollar una transición energética justa, segura, confiable y eficiente, además de impulsar fuentes de energía renovable como bioenergía, energía eólica, energía solar y energía geotérmica.
“Busca democratizar la generación de electricidad en el país e incentivar la reducción de tarifas asociadas al consumo de la energía. Asimismo, el país avanzará en la producción de hidrógeno verde y de combustibles sintéticos”.
En la transición energética justa del Gobierno Nacional se garantizará el abastecimiento del gas y la totalidad de los energéticos requeridos para la seguridad, confiabilidad y eficiencia del sistema.
“Se avanzará en la universalización del servicio de energía a través de la conexión de Zonas No Interconectadas al Sistema Interconectado Nacional; el uso de energéticos más limpios para la cocción de alimentos; la mejora de las condiciones de calidad y prestación del servicio de energía eléctrica; y el impulso cada vez mayor de los Recursos Energéticos Distribuidos”.
El Gobierno Nacional ejecutará una estrategia de diversificación productiva y de reconversión laboral con enfoque territorial para los empleos asociados al subsector minero y de hidrocarburos.
“Se actualizará la política minera y se promoverá una reforma sustancial a la regulación de la actividad de la minería en Colombia”.