- La Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) acordó un plan de trabajo para este año en los Llanos del Yarí Yaguara II, un resguardo indígena ubicado entre Guaviare, Meta y Caquetá.
- Derechos territoriales, proyectos productivos sostenibles y manejo forestal comunitario con enfoque étnico, son los tres grandes ejes de esta hoja de ruta.
- Uno de los principales objetivos es hacerle seguimiento a las órdenes específicas de la medida cautelar otorgada a los pijao, piratapuyo y tucano en 2017, etnias del resguardo que han pasado por varios desplazamientos forzados.
El conflicto armado ha dejado profundas cicatrices en los Llanos del Yarí Yaguara II, un resguardo indígena de aproximadamente 146.500 hectáreas bañado por selvas vírgenes, extensas sabanas y las aguas diáfanas del río Tunia.
Entre 2000 y 2003, el accionar de los grupos armados ilegales puso fin a la calma que vivían las cerca de 100 familias pijao, piratapuyo y tucano de este recóndito lugar ubicado entre Calamar (Guaviare), La Macarena (Meta) y San Vicente del Caguán (Caquetá).
Un año después, la situación se tornó insoportable y sus habitantes no tuvieron otra opción que abandonar su hogar, un desplazamiento forzado en el que salieron con las manos vacías y sus corazones invadidos por la tristeza.
El resguardo, que colinda con la Serranía de Chiribiquete, se quedó sin indígenas. La densa manigua cubrió las casas de bahareque abandonadas y tapó totalmente la pista de aterrizaje que fue construída a mediados de la década de 1960.
En 2016, varios líderes indígenas regresaron a sus tierras y encontraron la presencia de la etnia nasa. En 2017, un juzgado decretó una medida cautelar conformada por 10 órdenes para la protección de los derechos territoriales de sus habitantes.
Sin embargo, en septiembre de 2021 más de 50 indígenas salieron del resguardo por las amenazas de los grupos armados y se asentaron en sitios como el casco urbano de San Vicente del Caguán, Neiva y Bogotá.
Según el plan de vida del resguardo, estas dificultades han incidido en la pérdida de costumbres tradicionales, modelos de economía propia, apropiación del territorio y afianzamiento del gobierno propio.
De las cerca de 100 familias pijao, piratapuyo y tucano, conformadas por más de 320 personas, tan solo 21 habitan actualmente en las sabanas y bosques del resguardo indígena Llanos del Yarí Yaguara II.
Nueva hoja de ruta
Para este 2024, la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) acordó con las tres etnias del resguardo trabajar en un plan de trabajo que tiene como protagonistas a los derechos territoriales, los proyectos productivos sostenibles y el manejo forestal comunitario.
Según Emilio Rodríguez, coordinador de Medios de Vida Sostenibles, una de las prioridades es apoyar a la comunidad en la implementación de las acciones de la medida cautelar que buscan defender sus derechos sobre el territorio.
“Con una delegación de las autoridades del resguardo, vamos a continuar los acercamientos con las entidades que tienen a su cargo la implementación de las acciones de la medida cautelar para que se avance de una forma conjunta. La FCDS será un puente entre los indígenas y el Estado”.
La segunda línea de trabajo será el desarrollo de proyectos de uso sostenible de la biodiversidad con las familias asentadas en el resguardo, uno de los acuerdos a los que se llegó en una reunión con las autoridades indígenas realizada en diciembre de 2023.
“Trabajaremos tres opciones: meliponicultura o abejas nativas; huertas familiares que mezclen la seguridad alimentaria con las costumbres ancestrales; y la transformación de productos del bosque, como el aprovechamiento de frutos para hacer harinas o bebidas nutricionales”, mencionó Rodríguez.
Como el resguardo Llanos del Yarí Yaguara II forma parte de uno de los núcleos de desarrollo forestal, la FCDS va a retomar las actividades relacionadas con el manejo forestal comunitario que se empezó a desarrollar hace tres años y que en su momento se suspendieron debido al desplazamiento.
Rodríguez informó que ya hay varios avances en el inventario forestal, como parcelas, priorización de especies maderables y no maderables y una unidad de manejo forestal identificada.
“Vamos a retomar este ejercicio para planear con ellos un trabajo a largo plazo que contará con un plan de manejo y el trámite de un permiso de aprovechamiento persistente ante la autoridad ambiental”.
Este proceso, según explicó Rodríguez, se llevará a cabo con las nuevas autoridades del resguardo revisando detalladamente los acuerdos a los que se había llegado para este proceso antes del último desplazamiento. Los veedores del resguardo nos acompañarán en todo el proceso”.
El coordinador de la FCDS informó que este trabajo en el resguardo se articulará y complementará los avances del proyecto de restauración de área transformadas que actualmente realiza el Instituto Humboldt.
Socialización
El pasado 29 de enero, más de 70 pijaos, piratapuyos y tucanos se dieron cita en el centro educativo Las Brisas, un sitio ubicado en una de las zonas habitadas de los Llanos del Yarí Yaguara II.
Siete profesionales de la FCDS se encargaron de proponer y facilitar la discusión sobre la hoja de ruta para este año. La actividad contó con la participación de las autoridades del resguardo y miembros de la Guardia Indígena.
Luego de escoger a los tres veedores de las etnias, Alisson Angarita, abogada de la coordinación de Medios de Vida Sostenibles, informó los avances del eje de derechos territoriales y las órdenes de la medida cautelar.
“Ya nos hemos facilitado este mes reuniones entre las autoridades del resguardo y varias entidades claves en el cumplimiento de la medida cautelar, como el Ministerio del Interior, Unidad de Restitución de Tierras (URT), Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP), Agencia de Desarrollo Rural (ADR) y Agencia Nacional de Tierras (ANT)”.
Angarita informó que con el Ministerio del Interior se llegó al acuerdo de priorizar el registro de reconocimiento de la nueva autoridad del resguardo y avanzar en espacios de diálogo con las familias de la etnia nasa y campesinos asentados en las zonas de frontera.
“La URT definió los límites del resguardo, proceso que decidirá un juez de restitución de tierras y será socializado con la comunidad. La AUNAP hará un diagnóstico de la pesca en el río Tunia y la ADR realizará proyectos productivos con enfoque étnico”, dijo Angarita.
Por su parte, la ANT se comprometió a instalar las vallas con los límites del resguardo y liderará diálogos entre la comunidad indígena, campesinos y entidades como la URT y Parques Nacionales Naturales (PNN). Esto una vez se cuente con el pronunciamiento de la jueza de restitución de tierras.
“Estamos coordinando nuevas reuniones con la Unidad Nacional de Protección y con el Ministerio de Ambiente, Corpoamazonia, CDA y Cormacarena para el plan de restauración”, apuntó la abogada.
Estos espacios de diálogo también serán concentrados con el Ministerio de Transporte, las Alcaldías de los tres municipios y PNN, esta última con la cual se debe abordar un traslape del resguardo con el Parque Nacional Serranía de Chiribiquete.
Aprovechamiento sostenible del bosque
Lorenzo Vargas, coordinador de la FCDS en el departamento de Caquetá, dio la apertura al eje de proyectos productivos sostenibles que buscan beneficiar a las familias asentadas en el resguardo.
“El objetivo es consolidar proyectos familiares que mejoren la seguridad alimentaria de los indígenas y a su vez rescaten la tradición ancestral. Son iniciativas a corto plazo basadas en temas como la nutrición y el cuidado familiar”.
Rodrigo Posada, profesional de la FCDS, se encargó de socializar los proyectos de huertos ancestrales, una estrategia para potenciar la producción local de alimentos para beneficio de las familias retornadas.
Según Posada, estas huertas serán pequeñas representaciones de las chagras indígenas y se convertirán en un sitio de unión familiar para que los niños y jóvenes aprendan de los conocimientos ancestrales de los mayores, como sembrar basados en las fases de la Luna.
“Estos proyectos promueven el saber habitar de una manera sostenible. Buscan crear sistemas agroecológicos que no impacten los recursos naturales a través de prácticas como la alelopatía, mezcla de plantas que atraen o repelen a los insectos”.
Los proyectos de meliponicultura, es decir la crianza, conservación y producción de abejas nativas sin aguijón presentes en las selvas del resguardo, fueron socializados por el biólogo Ary Campo.
“Esta línea permite el aprovechamiento sostenible del bosque en pie. Es un uso alimentario, medicinal y una alternativa de economía familiar que permite aprovechar la miel, polen y propóleo de las abejas, actividad tradicional y previamente existente en el resguardo, que se acordó en reactivar”.
Según el profesional de la FCDS, los primeros pasos para estos proyectos son identificar los nidos de abejas nativas y obtener el pie de cría a través de trampas y rescates de colmenas con el acompañamiento técnico de los expertos y de la mano con la autoridad ambiental.
“Para que puedan construir el meliponario, les haremos entrega de cajas tecnificadas, postes, palancas y techos. Cuando ya esté consolidado, realizaremos una capacitación básica sobre meliponicultura con el fin de consolidar bioemprendimientos”.
Campo resaltó que la miel, polen y propóleo de las abejas son una opción de alimentación saludable y nutritiva. “Por ejemplo, al utilizar estos productos dejamos de consumir azúcar refinada. Además, las abejas son los grandes polinizadores del mundo”.
La ingeniera de alimentos Viviana González cerró esta parte de la socialización con los proyectos de superalimentos de la biodiversidad, es decir la transformación y comercialización de productos no maderables del bosque.
“Lo primero que debemos hacer es conocer los productos que están presentes en los bosques. En el caso de los amazónicos hay una gran variedad de frutos, como el asaí, canangucha, milpés y milpesillo”.
Con estos frutos, los indígenas del resguardo tienen una opción para mejorar su economía. Según González, se pueden elaborar mermeladas, cremas corporales, jarabes para la tos, aceites, postres y diversas artesanías.
“Los frutos del bosque cuentan con propiedades nutricionales superiores a los tradicionales. Los interesados en estos proyectos de transformación recibirán toda la asesoría y maquinaria necesaria para consolidar un emprendimiento”.
El eje de manejo forestal comunitario estuvo a cargo de Emilio Rodríguez, coordinador de Medios de Vida Sostenibles de la FCDS. El objetivo es retomar el inventario forestal del resguardo y consolidar una propuesta a largo plazo.
“El resguardo es uno de los núcleos de desarrollo forestal y de biodiversidad y hace tres años empezó a trabajar en su inventario forestal a través del proyecto PIVA (Pilar Indígena de Visión Amazonia)”.
Rodríguez recordó que en su momento se consolidaron 142 parcelas para identificar las especies maderables y no maderables presentes en los bosques del resguardo, trabajo que arrojó una alta presencia de asaí, milpesillo y milpés.
“Con la participación de las familias asentadas en el resguardo, el ideal es actualizar los datos del inventario para luego elaborar un plan de manejo ambiental que le será presentado a la autoridad ambiental, en este caso la CDA de Guaviare”.
Luego, la FCDS apoyará y asesorará a la comunidad del resguardo para tramitar un permiso de aprovechamiento persistente ante la CDA. “Es un proceso de largo plazo y por eso tenemos contemplado realizar varios pilotajes en el territorio”, indicó Rodríguez.
Compromisos
Al final de la socialización, Zuly Redondo, antropóloga de la FCDS que lleva varios años trabajando en el resguardo, informó las actividades que realizará la fundación durante los próximos meses.
“Vamos a elaborar una cartilla sobre las órdenes de la medida cautelar para que la comunidad tenga mayor claridad sobre su alcance. Seguiremos buscando espacios para reunirnos con las entidades encargadas de los derechos territoriales”.
El objetivo es que representantes de las entidades visiten el resguardo y socialicen los avances de la medida cautelar. “Serviremos como puente entre el Estado y las autoridades indígenas para acordar estos encuentros durante este año”.
Con el apoyo de los profesionales de la FCDS, las familias indígenas del resguardo formularon 40 proyectos productivos sostenibles: 19 de abejas nativas del bosque, 17 de huertas familiares y cuatro de transformación de productos no maderables del bosque.
“A finales de febrero vamos a visitar los predios de estas familias para evaluar cada uno de estos proyectos. Luego empezarán su etapa de implementación durante el mes de abril; en el caso de las huertas, el proceso iniciará en época de lluvias”, concluyó Rodríguez.
Camilo Cano, actual gobernador del resguardo, quedó muy satisfecho con el plan de trabajo que se acordó con la FCDS para este año en su territorio ancestral. “Estamos muy contentos porque nos van a acompañar jurídica y técnicamente a sacar adelante todos los proyectos”.
Apoyar el cumplimiento de los derechos territoriales es la actividad que más valora. “Soñamos volver a nuestra tierra, retomar nuestras costumbres y revivir tantos momentos hermosos. Estamos en un plan de retorno y queremos que no apoyen como lo hace la fundación”.
Nubia Palomino, secretaria del resguardo, coincide con Cano. “El apoyo de la FCDS ha sido fundamental en los derechos territoriales que tenemos como víctimas del conflicto. Nos han ayudado a tocar las puertas de las entidades para que cumplan con la medida cautelar y ahora queremos que nos escuchen en el territorio”.
La líder comunitaria aseguró que los proyectos productivos sostenibles serán una opción alimentaria que les permitirá ahorrar dinero “porque tendremos comida en los predios. Como estamos en un proceso de retorno, queremos que también se beneficien las familias que decidan regresar”.
Para Gabriel Cano, que pertenece a la etnia pijao, es la primera vez que hay avances en las órdenes de la medida cautelar. “Gracias a la FCDS pudimos hablar con algunas entidades en Bogotá y se comprometieron con varias actividades. Logramos ser escuchados y vemos un mejor panorama para la comunidad”.