El ambiente está tenso, y con razón. A pesar de los esfuerzos, el espíritu de guerra se pasea en los campos. El detonante, el secuestro del papá de Lucho. La gente en los ríos se pregunta por sus hijos, sus vecinos. Se los llevaron, no hay pistas de regreso. Buses y batelones cargados de pelados van a “entrenar”, a la mata de monte. No son señales halagüeñas.
Para colmo, los que pactan un cese reciben de inmediato la presión de los de “al lado”, que se meten con compradores de base, citando a las juntas, ofreciendo “fierros”, o amenazando. Como el mercado no para, cuidar las rutas es un objetivo supremo, y por ende, la obediencia de los que están en ese camino. La poca institucionalidad que logra asomarse, la corretean, o la vacunan en el mejor de los casos.
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Mientras eso pasa por allá abajo, en lo institucional pareciera que no todos entienden lo que está pasando, en su urgencia y magnitud. Lo primero, coordinación. Es urgente, deponer los egos, entender la concurrencia, y la necesidad de avanzar en los territorios mas afectados por la violencia.
Hay que empujar todos en el proceso de formalización que adelanta el Ministerio de Agricultura, y sumar, desde Catastro, sustitución, vías rurales, reconversión productiva, cobertura eléctrica, dotación en educación y salud, y obvio, mejorar, así sea en un tema, la condición ambiental de beneficio social mas amplio, ya sea, calidad de agua, suelos, bosques, o biodiversidad de uso comunitario, que impacte la vida cotidiana en la comunidad.
La persistencia y ubicación de las mayores conflictividades en el país, está diagnosticada, ubicada, y hay cómo abordarla en lo técnico y financiero. ¿Será que políticamente hay cómo abordarlo, con visión de largo plazo, y en complementariedad con todos los actores, incluyendo a la hoy “tiniebla” sociedad civil?
En algunas comunidades con las que he hablado en estos días, hay la angustia por no tener interlocutores que los orienten en su relación con el Estado, ya sea regional o nacional pero en particular este último.
Como los mensajes no son unificados, no solo la gente se confunde, sino que dan papaya para que el actor armado de turno, les diga su versión, empezando por demeritar los esfuerzos y tergiversando la agenda.
Capitalizan el error político del Gobierno sin hacer gran esfuerzo. Repiten ganancia cuando se dan incumplimientos, totales o parciales, o cuando se dan contradicciones entre agencias.
Y pasan, obvio, a ser fiscalizadores. Es muy frecuente también, ver ahora, multitud de organizaciones que se abrogan la representatividad de los comunitarios, y con aire de auditores, piden lista en mano, cuentas a la institucionalidad pública.
Entretanto, cae agua en varias zonas del país, con la ya rutinaria caída de puentes, cierre de importantes vías concesionadas, (incluyendo la patética vía al llano), ríos desbordados, mientras en otras áreas, apenas hay unos días secos, la gente mete candela donde pueda.
Viene una temporada, dice el Ideam, donde El Niño se asienta, y debemos prepararnos.
Monitoreo en lagos, embalses, ríos, capacidad generadora, acueductos, canales de riego, aguas subterráneas, incendios, deforestación, mecanización de humedales, permisos de captación, en fin, en medio de la crisis, otros hacen feria. Este, ha sido el año mas caliente registrado en el planeta, con los niveles mas críticos de los últimos años.
La sequía en la Amazonia del hemisferio sur es preámbulo de lo que se nos viene. Somos país de memoria corta, malos lectores, y a pesar de la abundante información que llega, no se ve preparación especial alguna.
¿Cómo lo vamos a asumir en el país? ¿Qué va a suceder con la estrategia de control de la deforestación? ¿Cómo se va a asumir, ahora que el EMC ha señalado que “libera” las tumbas en cañeros o rastrojos, o las tumbas de hasta diez hectáreas? ¿Será posible que haya un proceso consensuado, con la institucionalidad pública, para establecer mecanismos de transición en el mejoramiento de suelos, producción de alimentos para autoconsumo, o pago de servicios ambientales que permita una solución que oriente un cambio estructural en los modos de uso del suelo, en particular para pequeños y medianos campesinos?
¿Y qué va a suceder con los mayores inversionistas, que ya están tumbando grandes extensiones y que se escudan bajo el proceso de negociación? El escenario del proceso de participación con los grupos en negociación política, podría ser perfecto para discutirlo. Debo estar, otra vez, pensando con el deseo.
Una felicitación especial al proceso de extinción de dominio que comenzó el Ministerio de Agricultura, a través de la ANT sobre predios que fueron deforestados, e incumpliendo la función ecológica de la propiedad, y cuyos responsables, claramente no eran sujetos de reforma agraria, es decir, estos son grandes acaparadores.
Una señal política de inmensas repercusiones, en especial en aquellos territorios donde la gente ha estado esperando una aplicación ponderada de la ley, que durante años se ensañó con la parte mas débil y vulnerable de la cadena. En estos tiempos, toda señal será bien valorada en los terrenos de las comunidades marginales. El tiempo se agota y la espera por el padre de Lucho, también.
Columna tomada de: https://cambiocolombia.com/puntos-de-vista/se-agota-el-tiempo-de-las-transformaciones-la-gente-aun-esperanzada