El Parque Nacional Chiribiquete, un tesoro amazónico casi inexplorado de altísimas formaciones rocosas, tribus no contactadas y algunos de los murales prehistóricos más impresionantes de América del Sur, se expandirá en más del 50% en medio de amenazas generalizadas de deforestación ilegal, según el gobierno colombiano.
El anuncio hecho por el presidente Juan Manuel Santos en una conferencia de prensa el 21 de febrero desde Chiribiquete amplía lo que ya era el parque más grande del país en 15,000 km2 a 43,000 km2, o un área aproximadamente del tamaño de Dinamarca.
“El Parque de Chiribiquete —lo dicen todos los científicos— es donde confluyen muchas de las culturas y de las biodiversidades que se han generado a través de los siglos”, dijo Santos en la conferencia de prensa. “Por eso es tan importante Chiribiquete”.
El parque, en los departamentos sureños de Guaviare y Caquetá, estuvo aislado durante mucho tiempo por el conflicto civil de cinco décadas en Colombia. Pero desde que el gobierno firmó un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016, los especuladores de tierras han prendido fuego a las áreas circundantes de la selva para deforestarla y abrir espacio a pastos y venta de tierras.
La construcción ilegal de caminos y el cultivo de coca para producir cocaína avivan el aumento de la deforestación. La Amazonia colombiana perdió 70,000 hectáreas de bosque en 2016, más que cualquier otra región del país, dicen los expertos. Este avance de la frontera agrícola ha hecho que el gobierno esté ansioso por expandir el parque, que reúne especies de las regiones andina, orinocana y amazónica para crear una biodiversidad y un endemismo excepcionales en la vida silvestre, parte de la cual se cree que aún no se ha descubierto.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) está considerando el parque como un posible Patrimonio Mundial. En un documento de 2012 dijo que el parque tenía uno de los niveles más altos de diversidad de plantas en el norte de la Amazonia.
Veintiuna reservas indígenas rodean Chiribiquete, y hasta cinco tribus no contactadas viven en su interior, cazando y recolectando en medio de cañones espectacularmente escarpados, cascadas y formaciones rocosas, o tepuyes, que se elevan desde la selva hasta alturas de casi 900 metros.
Al menos algunos de esos grupos étnicos se cree que son descendientes de indígenas que vivieron en la región durante la era paleoindia, el periodo de asentamiento más antiguo de América, hace más de 8,000 años. Sus restos se pueden ver en más de 70,000 representaciones bien conservadas de jaguares, cocodrilos, ciervos y otros animales, así como guerreros y cazadores, pintados en lo alto de acantilados casi inalcanzables para la gente de hoy.
El parque, dijo la Unesco en su documento de 2012, es “el complejo arqueológico pictográfico más grande, denso e impresionante del norte de América del Sur”.
Seguimiento: Rodrigo Botero, director, Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), Bogotá, Colombia, +(571) 744-3025, rbotero@fcds.org.co.