- Monitoreos de la FCDS advierten severidad de olas de material particulado que ingresarán al aire de la capital en los próximos días.
- La sequía en el sur del país está disparando la deforestación y la escasez de agua en ríos y caños del Guaviare, principalmente.
Una capa entre blanca y gris que muchos bogotanos han notado durante los últimos días en el cielo de la capital advierte la grave situación que atraviesan actualmente la Amazonia y la Orinoquia colombianas.
Esa capa es el eco visible de los incendios forestales que, en lo que va corrido de enero, se traducen en 1.873 alertas confirmadas de acuerdo con el sistema de monitoreo de incendios planetarios Global Forest Watch y con los sobrevuelos semanales de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) sobre la Amazonia y la Orinoquia.
Los vientos alisios conectan el cielo de la Amazonia y la Orinoquia con el centro del país y los motores de deforestación aprovechan la temporada de bajas lluvias para quemar el bosque y preparar el terreno que antes estuvo poblado por una centenaria y densa selva.
Esos incendios son los que ahora están viendo reflejados los bogotanos en la enrarecida calidad de su aire. De la misma manera, algunas zonas de Medellín se han visto afectadas en su calidad del aire. Así también lo determinaron los sistemas de monitoreo satelital de la FCDS.
“A hoy, gran cantidad de material particulado está cayendo sobre las áreas de Bogotá y Medellín, generando un factor más de presión sobre la salud pública. La calidad de aire, con esta adición de material particulado, sumado a eventos extremos de calor y frio (inversión térmica del verano) y una condición significativa de pandemia por coronavirus, debería ser tomada con urgencia como alerta de salud pública”, dijo Rodrigo Botero, director de la FCDS.
Botero resaltó que la época comprendida entre los meses de octubre y marzo corresponde a la temporada seca en el sur del país, lo cual dispara las prácticas asociadas a procesos de deforestación. “El agravante es que aún faltan varios meses de temporada sin lluvias y esto dispara las alertas tanto ambientales como de salud pública”,dijo el experto.
Los monitoreos permanentes de la FCDS evidenciaron que durante el mes de enero los incendios se concentraron en en el arco noroccidental de la Amazonia y la Orinoquia donde se encuentran ubicados los parques nacionales de Tinigua, Sierra de la Macarena, Serranía de Chiribiquete, Reserva Nukak y la zona norte del Resguardo Llanos del Yarí-Yaguara II.
“Durante años el parque Tinigua ha estado azotado por la deforestación y las quemas al punto de que ya solo queda 68% de bosques y ecosistemas naturales sin intervenir por este fenómeno”, explicó Botero.
De acuerdo con lo evidenciado por Botero en los sobrevuelos semanales y analizado por el Sistema de Monitoreo de la Deforestación de la FCDS, una gran cantidad de material particulado, producto de esos incendios, va a presentar un pico importante sobre Bogotá a partir de este viernes 4 de enero.
Botero también llamó la atención sobre el hecho de que en varias regiones del país, además de deforestación e incendios, se está presentando escasez de agua en caños y ríos, afectando ecosistemas, animales, transporte fluvial y la disponibilidad del recursos para el consumo humano.
“Se trata de zonas como San José, El Retorno, Calamar, e incluso Miraflores, en el Guaviare. Entre los casos más dramáticos está el del río Unilla, que perdió la navegación desde Calamar, además de los caños que drenan La Lindosa hasta el río Guayabero que ya están secos. Todo, en el departamento del Guaviare”, resaltó.
Por eso la Fundación hizo un llamado a que los gobiernos locales y nacionales se unan en sus áreas de salud y ambiente con el fin de entender y atender la dinámica de fenómenos que atentan contra los bosques, selvas y otros ecosistemas naturales que aseguran agua y aire limpio para Colombia.
Alertas de incendios reportadas en enero para el bioma amazónico
Fuente: Global Forest Watch
Fuente: Secretaría Distrital de Ambiente.
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