Por: Rodrigo Botero
Nota publicada por Sostenibilidad.
A pesar de la decisión de revocar la licencia al proyecto de exploración petrolera a 67 kilómetros de Caño Cristales, muchas voces insisten en que este es apenas uno de los cientos de problemas que aquejan a la Serranía de La Macarena. (Vea: “La licencia en La Macarena es la punta del iceberg de un desastre ambiental en la Amazonia”)
Un sobrevuelo realizado en marzo pasado evidencia la desaparición del bosque para dar paso a actividades con un grave impacto ecológico. La quema y la tala de miles de hectáreas, la apertura de vías sin criterio ambiental y el secamiento de fuentes hídricas tienen en serio peligro la sostenibilidad de este corredor biológico. (Vea: ANLA una crisis de autoridad)
Por un lado está la carretera informal que comunica a los municipios de Vistahermosa y La Macarena (ambos en el departamento del Meta) y que atraviesa el corazón del Parque Nacional Natural La Macarena, una zona de conservación que está siendo invadida por cultivos de coca y ganadería extensiva.
Por el otro, la proyectada ‘Autopista marginal de la selva’ que busca conectar a Ecuador, Colombia y Venezuela, se está convirtiendo en un disparador de impactos negativos sobre la conectividad de este frágil ecosistema. La apertura del trazado de la autopista ha llevado a que grupos armados ilegales realicen quemas indiscriminadas para legitimar su dominio sobre la zona.
Al mismo tiempo, colonos buscan apropiarse de los terrenos aledaños a la carretera para obtener beneficios económicos una vez se termine su construcción. Con ello se está produciendo una apertura masiva e ilegal de la frontera agrícola que ha llevado a grandes terratenientes con fortunas de dudosa procedencia a comprar veredas enteras en el Guaviare. Estos terrenos están siendo utilizados para la ganadería extensiva y para el monocultivo de palma en los límites del Parque La Macarena.
Según Rodrigo Botero, experto ambiental y quien estuvo presente en los sobrevuelos, “muchos de estos fenómenos han sido alentados por la apertura de la carretera. Ese trazado no respeta criterios de infraestructura verde que podrían mitigar los impactos sobre una zona cuyo valor reside en que sirve de conexión entre Los Andes, la Amazonia y la Orinoquia”.
Esta sumatoria de hechos demuestra que esta región, alguna vez ícono de la conservación y el turismo ecológico, está siendo destruida ante la negligencia de las autoridades locales y nacionales que no están en la disposición ni en la capacidad de detener esta catástrofe ambiental.