Esta investigación periodística muestra cómo están acabando con un ecosistema clave para enfrentar el cambio climático. Testimonios de los señalados de quemar este bosque.
La deforestación es una herida que atraviesa la vida de las especies y del planeta. Eso piensan y sienten los pueblos indígenas de la Amazonia. En Occidente, los seres humanos han comenzado a darse cuenta de esta interdependencia con la naturaleza. Es decir, lo que pase en ese inmenso tapete verde que se ve desde el cielo tiene una implicación real en lo que sucede en ciudades como Bogotá o Medellín y hasta en los poblados más lejanos del país. La gran preocupación actual es que no sea demasiado tarde.
Fundamentados en información científica sobre la Amazonia, EL TIEMPO y el Centro de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Universidad de los Andes, con el apoyo de la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible, la Fundación Gaia y la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada, se unieron para investigar cómo ha avanzado la deforestación en los últimos años y qué actividades promueven esta devastación.
Especialmente en un momento complejo para este bosque. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), en el periodo de enero a marzo del 2020 se deforestaron alrededor de 64.000 hectáreas de bosque en la región amazónica, un incremento del 84 por ciento respecto a los mismos meses del 2019. Aunque en el momento de esta publicación no se conocían más datos oficiales, diferentes instituciones tienen indicios de que la tala y quema en todo el 2020 pudieron haberse disparado.
Con información satelital, sobrevuelos por las zonas más afectadas por la deforestación, visitas a los municipios más deforestados e indagaciones con entidades del Estado, hallamos preocupantes evidencias. Este es uno de los capítulos de un nuevo reportaje multimedia. #AmazoniaEnPeligro.