- Corpoamazonia y la CDA expidieron las licencias ambientales en fase experimental para 19 iniciativas de meliponicultura del programa de Medios de Vida Sostenibles de la FCDS.
- Ocho familias campesinas del Bajo Caguán en Caquetá y 11 de la Cooperativa Multiactiva Familias del Chiribiquete en Guaviare, tienen permiso para obtener abejas nativas sin aguijón en el bosque e instalar zoocriaderos cerrados.
- La meliponicultura es una alternativa sostenible de manejo comunitario que permite la conservación del bosque natural y protege el servicio de la polinización.
La meliponicultura crece con fuerza en la Amazonia colombiana. Cada vez son más las familias campesinas que quieren criar abejas nativas sin aguijón para aprovechar su miel, polen y propóleo y al mismo tiempo mantener los bosques en pie.
Así lo demuestran los 31 proyectos de meliponicultura formulados por campesinos en los departamentos de Guaviare y Caquetá que hacen parte del programa de Medios de Vida Sostenibles de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS).
Estas iniciativas son desarrolladas en el Bajo Caguán, zona selvática del municipio de Cartagena del Chairá (Caquetá), en el corregimiento de El Capricho de San José del Guaviare y en la vereda La Cristalina de Calamar (Guaviare).
Para que estas familias campesinas puedan trabajar con abejas nativas sin aguijón necesariamente deben tramitar una licencia ambiental, en este caso ante Corpoamazonia y la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y el Oriente Amazónico (CDA).
Según Ary Campo, biólogo de la fundación, de los 31 proyectos de monipolicultura en ambos departamentos, 26 ya pasaron la documentación requerida para tramitar las licencias ambientales. “Las cinco restantes pronto iniciarán el trámite”.
Luego de revisar la documentación y visitar las fincas campesinas, las dos autoridades ambientales le acaban de dar luz verde a 19 iniciativas: ocho en el Bajo Caguán y 11 de la Cooperativa Multiactiva Familias del Chiribiquete (Comagua) en Guaviare.
“En sí son nueve licencias ambientales de fase experimental. Las 11 iniciativas de Coomagua fueron agrupadas en una misma licencia (ante la CDA) y las ocho restantes en el Bajo Caguán fueron presentadas de manera individual (ante Corpoamazonia)”, informó Campo.
Con este visto bueno de las autoridades ambientales, informó el experto de la FCDS, las familias campesinas obtuvieron el permiso de captura de fomento de las abejas y la autorización para instalar zoocriaderos.
“Esto es un gran logro que seguirá creciendo. Cada año se inscriben nuevos usuarios en nuestro programa de forestería comunitaria que quieren trabajar con abejas”.
¿Qué dicen las licencias?
La licencia ambiental para el desarrollo de proyectos de meliponicultura expedida por Corpoamazonia y la CDS está dividida en dos fases: la experimental y la comercial.
“La fase experimental de la licencia, es decir la otorgada a nuestras 19 iniciativas de abejas nativas, incluye el permiso de captura de fomento y la autorización para instalar uno o más zoocriaderos cerrados”, apuntó Campo.
Con este permiso, las familias campesinas de Caquetá y Guaviare pueden ubicar trampas en los bosques para obtener el pie de cría y posteriormente instalar el meliponario o zoocriadero en sus fincas.
“Después de capturar las abejas, las personas instalan el meliponario y con nuestra asesoría aprenden a criar, manejar y conservar las abejas nativas. El objetivo es que aumenten el pie de cría”, afirmó el biólogo.
El meliponario, según una resolución de Corpoamazonia, podrá instalarse en las fincas de los campesinos y deberá funcionar dentro del área de distribución natural de la especie que será objeto de cría y manejo.
Cuando el número de las colmenas supere las 50, los campesinos pueden solicitar una visita de las autoridades ambientales para tramitar la fase comercial de la licencia. Esta es otorgada si el meliponario cumple con la adaptabilidad de las colonias y la capacidad reproductiva.
La fundación realizará un acompañamiento continuo a estas familias campesinas para que aprendan a manejar y criar las abejas nativas sin aguijón. El objetivo a futuro es que puedan generar opciones de negocio con los productos de la colmena: la miel, el polen y el propóleo.
Estos usuarios del programa de forestería comunitaria están entusiasmados y motivados. “Todos fueron muy juiciosos al entregar toda la documentación para tramitar las licencias y quieren trabajar desde la legalidad”, manifestó Campo.
Protegen el bosque
La meliponicultura es una alternativa sostenible de manejo comunitario y de conservación del bosque. Entre los principales servicios ambientales que presta está la polinización, un rol donde las abejas son las grandes protagonistas.
El biólogo de la FCDS informó que las personas con meliponarios cuidan los bosques. “Las abejas necesitan del bosque para alimentarse y así producir miel, polen y propóleo; estos productos son utilizados por los campesinos para su alimentación y uso medicinal”.
Para que las abejas tengan su alimento, las familias campesinas dejan cada vez más áreas boscosas en pie o restauran zonas con nuevos árboles. “Ven a las abejas como si fueran sus hijos y por eso trabajan para que tengan buen alimento”.
En Colombia, según el experto de la FCDS, hay registradas 175 especies de abejas nativas sin aguijón. Las más conocidas son las angelitas, boca de sapo, guanota y abeja rey. “Ellas se encargan de que haya cada vez más bosque por medio de la polinización”.