- 65 campesinas de La Cristalina del Losada, territorio ubicado entre La Macarena (Meta) y San Vicente del Caguán (Caquetá), encontraron en el bosque el mejor bálsamo para sanar las heridas del conflicto armado.
- En 2016 conformaron ASMUCACD, una asociación que busca defender los recursos naturales, garantizar los derechos de las mujeres y desarrollar proyectos productivos sostenibles.
- Estas lideresas ambientales trabajan iniciativas como huertas agroecológicas, buenas prácticas ganaderas, reutilización del agua y viveros comunitarios. Con el Fondo Noruego para los Derechos Humanos (FNDH) desarrollan un proyecto de construcción de paz y biodiversidad.
- Nueva entrega de #CrónicasDelBosque de la FCDS en la #COP16Colombia, historias de las personas que lideran proyectos de forestería comunitaria.
Aunque nació en Neiva, capital del departamento del Huila, y pasó toda su niñez y adolescencia en el casco urbano de San Vicente del Caguán, Lina Milena Pastrana tiene el corazón clavado en la finca ganadera de sus padres.
En ese predio de La Florida, vereda que hace parte del centro poblado de La Cristalina del Losada, la opita se enamoró profundamente de los árboles y animales del bosque amazónico y aprendió a labrar la tierra y ordeñar las vacas.
“Allí pasé todas las vacaciones de mitad y fin de año, al igual que los puentes festivos y celebraciones como la Semana Santa. La finca es un tesoro donde la selva húmeda se mezcla con las actividades agropecuarias”.
Según Lina, algunos habitantes de La Cristalina del Losada tienen doble identidad. La razón: varias veredas están ubicadas en un conflicto limítrofe entre La Macarena (Meta) y San Vicente del Caguán (Caquetá).
“Nos consideramos campesinos del Meta, Caquetá y de la Amazonia colombiana. Mis papás compraron esta finca hace 32 años y desde esa época se convirtió en la tierra que nos ha permitido salir adelante”.
Las reminiscencias bonitas de la infancia contrastan con la violencia desatada por el conflicto armado entre el Ejército y la guerrilla de las FARC. Lina asegura que perdió varios familiares y amigos debido a los enfrentamientos entre ambos bandos.
“Somos una comunidad campesina que ha padecido de muchos atropellos. Además de perder a seres queridos y vivir con miedo por las constantes balaceras, hemos sido estigmatizados como colaboradores de la guerrilla”.
A florecer como mujeres
A pesar de la zozobra desatada por la violencia y el aumento de los conflictos ambientales por el aumento de la deforestación, la familia de Lina no abandonó su terruño agropecuario y boscoso en La Cristalina del Losada.
“Por nada del mundo íbamos a perder el fruto del sudor y esfuerzo de mis padres. Cuando ellos tuvieron que radicarse en el casco urbano de San Vicente del Caguán debido a algunas enfermedades, yo tomé las riendas de la finca”.
Como tenía un contrato fijo en la Cámara de Comercio del municipio, Lina no pudo radicarse del todo en el predio de sus progenitores. Sin embargo, cada vez que tenía tiempo libre iba con su esposo a hacer las actividades del campo.
“Decidimos dejar atrás la ganadería y nos dedicamos a la avicultura de gallinas ponedoras y criollas. También continuamos conservando la gran área de bosque que mi papá no tocó desde que compró la finca”.
En sus constantes visitas a La Cristalina del Losada, Lina conoció a cerca de 30 mujeres que querían trabajar juntas en proyectos ambientales y agropecuarios para tener una soberanía alimentaria y cuidar los recursos naturales, en especial los bosques de la zona.
“Algunas de ellas hacían parte de la Asociación de Pequeños Productores Campesinos (ASOPREPROC), que trabaja en 24 veredas de la zona. Sin embargo, queríamos conformar algo propio para salir adelante como mujeres”.
En 2016 le dieron vida a la Asociación de Mujeres Campesinas Ambientalistas de La Cristalina del Losada por sus Derechos (ASMUCACD), un grupo sin ánimo de lucro que se dedicaría a promover la defensa del medio ambiente y los derechos de las mujeres.
Lina afirma que esta asociación se conformó como una respuesta al conflicto armado y social en el territorio, “donde como mujeres padecimos la muerte, desaparición y desplazamiento de nuestros hijos, esposos, familiares y amigos”.
El objetivo era sacar a flote iniciativas comunitarias para que sus familias tuvieran una mejor calidad de vida y garantizar derechos como la educación, recreación, empleo, salud, vivienda y acceso a la tierra.
“Nos empezamos a reunir cada mes. Recuerdo que la primera actividad fue gestionar recursos con las entidades locales para comprarles regalos de Navidad a los niños de las veredas; pero nuestro sueño era mucho más grande”.
Empiezan las iniciativas
Lina se vinculó como socia de ASMUCACD en 2018. Como todavía estaba radicada en el casco urbano de San Vicente del Caguán, donde vivía con su esposo y dos hijos, su tarea era más administrativa.
“Apoyé todo el papeleo para legalizar la asociación ante la Cámara de Comercio y en 2019 me vinculé a la directiva del grupo como secretaria. Desde ese año comenzamos con la fase de formulación de proyectos ambientales, productivos, sociales y culturales”.
Antes de empezar a tocar puertas para crear los proyectos comunitarios, Lina les recordó a las asociadas, en total 65 mujeres campesinas de 15 veredas, que el verdadero espíritu de la asociación era captar nuevos conocimientos.
“Aunque recibir insumos por medio de los proyectos es muy importante, lo que realmente nos debe interesar es adquirir conocimientos, algo que nadie nos puede quitar. Una cerca, una gallina o un alambre se acaban, pero las enseñanzas sobreviven en nuestras mentes”.
En 2020, las mujeres de ASMUCACD formularon su primer proyecto con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural: el mejoramiento de los parámetros de ganadería de leche en La Cristalina del Losada.
“Todos los habitantes de la zona hemos sobrevivido de la ganadería. Por eso, formulamos un proyecto para beneficiar a 40 familias con alianzas productivas que permitieran mejorar las prácticas de la actividad lechera”, dijo Lina.
Con esto, las familias aprendieron a dividir bien los potreros para frenar la expansión ganadera, hacer forrajes y mejoraron sus salas de ordeño. “Nuestro objetivo es pasar de la ganadería extensiva a la intensiva”.
Luego, ASMUCACD formuló un proyecto con la Gobernación del Meta para adquirir dos motocultores: uno agrícola y otro pecuario. “Son máquinas manuales que reemplazan los tractores viejos. Aunque es para 20 beneficiarias, cualquier mujer de la asociación los puede utilizar”.
Huerteras amazónicas
En 2021, cuando terminó su contrato con la Cámara de Comercio, Lina y su familia se radicaron del todo en la finca de la vereda La Florida, un terreno que destinaron para la cría de gallinas, cultivos como plátano y yuca y la conservación del bosque.
“En esa época tuve un episodio feo con el Ejército. Varios uniformados se metieron en el galpón porque supuestamente estábamos escondiendo algo de la guerrilla, me imagino que armas. Todos los pollos salieron corriendo”.
Ese mismo año, las 65 mujeres de la asociación de campesinas ambientalistas de La Cristalina del Losada le dieron vida a uno de sus proyectos más emblemáticos: el fortalecimiento de las huertas familiares y agroecológicas.
“Todas las asociadas tenemos huertas, terrenos donde no aplicamos ningún químico y sacamos productos para la alimentación diaria. Con el apoyo y financiación del Fondo Noruego para los Derechos Humanos (FNDH), empezamos a fortalecerlas”.
Con este proyecto huertero, 27 asociadas de ASMUCACD recibieron canecas para hacer abonos y repelentes agroecológicos, como los hechos a base de tabaco y ají. “Nos enseñaron a preparar los famosos biopreparados. El supermagro, por ejemplo, es con estiércol de vaca”.
‘Construcción de paz y biodiversidad’, nombre del proyecto con el FNDH, también fortaleció el componente hídrico en las huertas comunitarias. Según Lina, las 27 beneficiarias recibieron kits de bombas sumergibles.
“Nos dieron bombas sumergibles que funcionan con paneles solares. El ideal es tener agua para el riego durante la época de verano, tanto en las huertas como para las actividades de las casas y el ganado”.
Lina afirma que este proyecto, llamado por ellas como Aguas Vivas, tiene un gran compromiso: que las mujeres de la asociación conserven las zonas boscosas que hay en las fincas, territorios bastante apetecidos por los jinetes que lideran la deforestación.
“También queremos reforestar las zonas que ya fueron deforestadas y por eso estamos trabajando en la construcción de un gran vivero comunitario de especies nativas; este es uno de nuestros grandes sueños”.
Las hortalizas de las huertas de ASMUCACD, al igual que productos lácteos como quesos, arequipes y yogures, son comercializados en los mercados campesinos que lidera el municipio de La Macarena.
“Como estamos muy alejadas del casco urbano, estamos gestionado con la Alcaldía de La Macarena para que nos ayude con el transporte y la estadía. Movilizarnos hasta allá es muy costoso y evita que tengamos ganancias en los mercados campesinos”.
El año pasado, estas mujeres de La Cristalina del Losada formularon un proyecto para una de las agencias del Gobierno Nacional que busca fortalecer la avicultura. Según Lina, la asociación está a punto de recibir los recursos para trabajar en 30 unidades productivas familiares.
“Nos van a dar 12.000 gallinas, algo que me tiene muy contenta porque mi esposo y yo actualmente vivimos de esa actividad. Tenemos más de 50 gallinas ponedoras y queremos fortalecer el negocio”.
Nuevos conocimientos
ASMUCACD se proyecta como una asociación líder en proyectos productivos y ambientales y un grupo femenino reconocido a nivel nacional por su solidaridad, liderazgo y aportes sociales, políticos, económicos y de equidad de género.
Se definen como mujeres constructoras de paz, defensoras del territorio y amantes de la conservación ambiental; ciudadanas dedicadas a garantizar el bienestar de las comunidades a través de múltiples medios de vida sostenibles.
Como siempre lo ha recalcado Lina, el aprendizaje es el verdadero espíritu de la asociación. Por eso, todas saltaron de felicidad cuando recibieron una invitación de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) para fortalecer sus conocimientos.
“Nos invitaron a participar en una gira de fortalecimiento de capacidades en medios de vida sostenibles en la ciudad de Florencia (Caquetá), actividad que hace parte de un proyecto que tiene la FCDS con el Fondo Noruego para los Derechos Humanos”, dijo Lina.
Como solo había cinco cupos para la gira, la asociación se reunió para escoger a sus representantes. Lina Pastrana, María Eugenia Muñetón, Yisela Rodríguez y Sandra Pinzón tenían el tiempo y las ganas de aprender.
La quinta plaza fue para Alejandro Gutiérrez, hijo de una de las asociadas que quiere empaparse sobre temas ambientales y productivos. Es estudiante de zootecnia y un gran apasionado de los animales del campo, tanto así que tiene tatuajes de vacas y caballos en sus brazos y piernas.
En la gira, realizada entre el 6 y 10 de mayo, también participaron 10 líderes ambientales campesinos de la Corporación para el Desarrollo Sustentable del Piedemonte Andino Amazónico (CORDESPA) y la Asociación Ecoserranía de Segovia (Antioquia).
“No cabíamos de la dicha por conocer todas las experiencias de esas dos organizaciones comunitarias, una de Belén de los Andaquíes en Caquetá y la otra del nordeste antioqueño; al igual que aprender con los profesionales de la FCDS”, expresó María Eugenia Muñetón.
Los 15 guardianes del bosque aprendieron temáticas como meliponicultura, aprovechamiento sostenible del bosque, transformación de productos no maderables, planificación predial, viveros comunitarios, derechos territoriales, Infraestructura Verde Vial y enfoque de género.
También conocieron la planta de transformación de productos no maderables de Agrosolidaria Florencia, una comunidad de productores y consumidores que comercializa productos con los frutos del bosque; y el vivero comunitario Lirios de San José.
“Nos encantó recorrer las fincas Cerro Pinel de la Fundación Frutos de mi Tierra y El Cananguchal, donde trabajan la meliponicultura, transformación de la cúrcuma, ecoturismo y producción de cacao y canangucha”, precisó Yisela Rodríguez.
Grandes sueños
El objetivo de esta gira era que las tres organizaciones campesinas identificaran las líneas que quieren fortalecer a través de una asesoría y acompañamiento técnico de los profesionales de la FCDS en Caquetá.
Aunque todas las temáticas que conocieron durante este ejercicio les gustaron y apasionaron, ASMUCACD escogió meliponicultura, transformación de productos no maderables y planificación predial.
“Nos enamoramos de las abejas nativas sin aguijón. Queremos aprender más sobre el rescate, elaboración de cajas tecnificadas, extracción de miel y la certificación. Uno de nuestros proyectos a futuro es consolidar una marca con su miel, polen y propóleo”, aseguró Lina.
La asociación quiere aprender a transformar otros de los productos que las mujeres tienen en las huertas para luego comercializarlos a nivel local. “Buscamos hacer más rentables los productos de las fincas, tanto a nivel de cultivos como agropecuario”.
Según la secretaria de ASMUCACD, la asesoría técnica que recibirán por parte de la FCDS les va a permitir cumplir el sueño de aprovechar los productos del bosque, en especial los frutos y las semillas.
“Los campesinos vemos el bosque como un impedimento para las actividades agropecuarias. Nosotras queremos demostrar que sí podemos vivir del monte a través de un aprovechamiento sostenible”.
Las lideresas ambientales de La Cristalina del Losada ya están materializado acciones concretas relacionadas con la conservación ambiental. Por ejemplo, han establecido procesos de viveros comunitarios donde se cultivan y cuidan diversas especies vegetales autóctonas.
“Estos viveros son un refugio para la biodiversidad local y una fuente de vida para los ecosistemas circundantes. Con la FCDS aprendimos muchas cosas para fortalecer los viveros, sitios que dan plántulas con las que reforestamos las zonas deforestadas”.
Durante la gira, Alejandro Gutiérrez, un joven curioso y recochero que quiere trabajar por la comunidad de su vereda, se la pasó recolectando semillas en los bosques que visitaron las tres organizaciones.
“En la finca ya estoy trabajando en el montaje de un vivero. Es mi proyecto personal con el que pretendo darle una ayuda al bosque para que recupere lo que el hombre le ha arrebatado con la deforestación”.
Lina apuntó que el relevo generacional es fundamental para la asociación. Por eso, ASMUCACD trabaja con todo el grupo familiar de las más de 60 asociadas, haciendo énfasis en los niños y jóvenes de las veredas.
“Hay varios jóvenes como Alejandro, muchachos que les ayudan a sus madres con el cuidado de las huertas y quieren seguir con ese legado ambiental. Ellos se encargarán de mantener vivo todo el trabajo que estamos realizando con la asociación”.
Estas guardianas de la selva aseguran que todos los proyectos productivos sostenibles que han concretado en los ocho años que llevan con ASMUCACD, les han servido como bálsamo para sanar las heridas que les dejó el conflicto armado.
“Todas sufrimos mucho por esa violencia que nos quitó a varios seres queridos y por eso nos llena de orgullo todo lo que estamos haciendo juntas. Somos mujeres berracas que haremos todo lo posible por mejorar la calidad de vida de la comunidad”.
El empoderamiento y autonomía de la mujer es una línea que fortalecen a diario. “Al participar en actividades productivas, tomar decisiones y gestionar recursos, las mujeres adquieren habilidades y confianza. Estamos rompiendo las barreras del machismo”.
Forestería comunitaria en la COP16
La Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP) es el espacio de discusión y negociación más importante del Convenio sobre la Diversidad (CDB) Biológica de las Naciones Unidas.
Este año, entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre, la ciudad de Cali será el escenario de la COP16, un encuentro donde se realizará la primera evaluación de las 23 metas del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal.
A través de programas como el de forestería comunitaria, el cual busca promover el uso sostenible de la biodiversidad, Colombia avanza en el cumplimiento de varias metas del plan de acción nacional de biodiversidad de dicho Marco.
- Meta 2: garantizar que para 2030 al menos un 30 % de las zonas de ecosistemas terrestres degradados estén siendo objeto de una restauración efectiva.
- Meta 9: proporcionar beneficios sociales, económicos y ambientales a las personas que más dependen de la biodiversidad mediante actividades, productos y servicios sostenibles basados en la biodiversidad.
- Meta 10: garantizar que las superficies dedicadas a la agricultura, acuicultura, pesca y silvicultura se gestionen de manera sostenible a través de la utilización sostenible de la diversidad biológica.
- Meta 11: restaurar, mantener y mejorar las contribuciones de la naturaleza a las personas mediante soluciones basadas en la naturaleza o enfoques basados en los ecosistemas.
- Meta 16: garantizar que se aliente y apoye a las personas para que elijan opciones de consumo sostenible.
- Meta 22: garantizar la participación y representación plena, equitativa, inclusiva, efectiva y con perspectiva de género de los pueblos indígenas y las comunidades locales en la toma de decisiones.
- Meta 23: garantizar la igualdad de género en la implementación del Marco mediante un enfoque con perspectiva de género en el cual todas las mujeres y las niñas tengan igualdad de oportunidades y capacidad para contribuir a los tres objetivos del Convenio.