- 12 beneficiarios del programa de forestería comunitaria de la FCDS en esta zona del Caquetá, intercambiaron conocimientos y experiencias sobre meliponicultura con otros productores del Cauca y Putumayo.
- Durante una semana, visitaron varias fincas y emprendimientos de cría y manejo de abejas nativas sin aguijón que la organización Conservación Internacional apoya desde hace más de cinco años en el municipio de Piamonte.
- El objetivo a mediano plazo es que estos habitantes del Bajo Caguán puedan comercializar los productos de las colmenas, como la miel, el propóleo y el polen.
Piamonte, municipio del departamento del Cauca, fue el epicentro de una gira de meliponicultura organizada por la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS) y la organización ambiental Conservación Internacional (CI).
12 campesinos del Bajo Caguán (Caquetá), una de las zonas donde la fundación trabaja el programa de forestería comunitaria, intercambiaron experiencias en la cría, conservación y producción de abejas sin aguijón con siete productores del Cauca y Putumayo.
“El objetivo era que nuestros beneficiarios de la línea de abejas nativas del bosque conocieran varios de los proyectos de meliponicultura que CI lidera desde hace más de cinco años y las experiencias de sus productores”, dijo Ary Campo, profesional de la FCDS.
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Los meliponicultores del Bajo Caguán, nueve representantes de familias campesinas y tres docentes de la Institución Educativa Monserrate, intercambiaron experiencias en la Estación Agroforestal Guayuyaco, el meliponario de Piamonte y fincas de las veredas San Isidro y El Prado.
En estos encuentros, los campesinos caqueteños fortalecieron conocimientos como las ventajas y desventajas de realizar trasiegos de las abejas nativas sin aguijón y las fortalezas y debilidades de una colmena en su exterior e interior.
“También aprendieron sobre las plantas melíferas más utilizadas como fuente de alimento para las abejas nativas sin aguijón y los métodos de cosecha y comercialización de los productos de la colmena”, informó Campo.
Para el profesional de la FCDS, esta gira de meliponicultura les permitió a los campesinos del Bajo Caguán conocer cómo han mejorado los proyectos los productores del Cauca y Putumayo que reciben apoyo de la organización ambiental desde hace más de cinco años.
“En Colombia hay identificadas alrededor de 175 especies de abejas nativas sin aguijón. En la gira, nuestros beneficiarios conocieron cuáles son las mejores para trabajar en cajas tecnificadas y las que se pueden criar de una forma más efectiva”.
A su vez, aprendieron las mejores técnicas para mantener un meliponario, como ubicarlo en zonas de buena sombra, lejos de los gallineros y porquerizas, cerca de fuentes hídricas limpias y con buena presencia de plantas melíferas; y las prácticas más adecuadas para extraer la miel.
“Nuestros beneficiarios son nuevos en meliponicultura, ya que no llevan más de un año liderando sus proyectos. Por eso, conocer las iniciativas exitosas que apoya Conservación Internacional fue muy importante para fortalecer sus procesos”, anotó Campo.
Los meliponicultores del Cauca y Putumayo vivieron una experiencia única durante la gira. “Se sintieron honrados y dignificados por ser los profesores de los campesinos del Bajo Caguán y compartirles los avances y errores de sus experiencias con las abejas nativas sin aguijón”.
Futuros negocios verdes
El programa de forestería comunitaria de la FCDS trabaja con 515 familias campesinas de Guaviare y Caquetá para que puedan aprovechar sosteniblemente los productos maderables y no maderables del bosque.
En 39 veredas se han consolidado 383 iniciativas que giran en torno a temáticas como sistemas agroforestales, corredores productivos, abejas nativas, transformación de productos no maderables, paisajes turísticos, recuperación natural y enriquecimiento del bosque.
De los 192 proyectos que marchan en el Bajo Caguán, una zona recóndita ubicada en el municipio de Cartagena del Chairá (Caquetá), 15 son sobre meliponicultura o cría y manejo de abejas nativas sin aguijón.
“Estos beneficiaros, ubicados en las veredas Quillas, Caño Negro, Monserrate, Buena Vista, La Ureya, Nápoles, Santo Domingo y El Guamo, están empezando con sus iniciativas de meliponicultura”, manifestó Campo.
Con el apoyo de Corpoamazonia, autoridad ambiental en el departamento de Caquetá, se identificaron colmenas en estas veredas para reubicar algunas en las fincas de los beneficiarios del programa de forestería comunitaria.
“A la fecha, las 15 iniciativas de meliponicultura en el Bajo Caguán cuentan con 26 cajas con abejas sin aguijón de diferentes especies. Están trabajando en aumentar el pie de cría, es decir consolidar colmenas”, apuntó el experto de la FCDS.
Luego, el objetivo es que los campesinos aumenten la cantidad de colmenas en sus fincas. “Luego de cuatro meses, una colmena se puede dividir y así sacarle un pie de cría, es decir montar una nueva colmena. De esta forma ya no tienen que buscar abejas en el bosque”.
Por ahora, las familias del Bajo Caguán no extraen la miel. Según Campo, para llegar a esto primero es necesario aumentar la cantidad de colmenas porque de lo contrario las abejas se quedarían sin alimento.
“Además, para trabajar con abejas nativas sin aguijón es necesario de una licencia ambiental por parte de Corpoamazonia, la cual estamos tramitando. La entidad ya hizo visitas de evaluación y nos entregaron los conceptos técnicos”.
El ideal es que los beneficiarios del Bajo Caguán puedan comercializar la miel en el mediano plazo. “Además de nuevas opciones de negocio, los campesinos podrán mejorar su salud con los productos de las colmenas: contarán con miel y así no tendrán que utilizar azúcar”.
Defensores de las abejas
Clara Inés Velasco, docente de primaria del Bajo Caguán, rescató una colmena de abejas que había en uno de los salones de clase de la escuela. Desde ese encuentro, se convirtió en defensora de estos polinizadores.
“En el viaje que hicimos a Piamonte aprendí mucho sobre las abejas nativas sin aguijón. Yo pensaba que todas eran angelitas, pero en el encuentro me informaron que había más de 100 especies y todas son muy importantes para los bosques”.
La profesora sueña con comercializar el propóleo, miel y polén de estas abejas. “Aprendimos que este proceso debe ser tecnificado con el permiso de la autoridad ambiental. Voy a contarles todo a mis estudiantes, niños que aman las abejas y les toman fotos en el bosque”.
También se encargará de llevar el mensaje de la conservación en la comunidad. “Les diré que no debemos causarles ningún daño y que si encuentran una colmena nos avisen. En un año quiero tener 50 cajitas con diferentes especies y conformar un grupo de defensores en el Bajo Caguán”.
Desde pequeño, Nectario Alarcón, campesino de la vereda Caño Negro, escuchó que las abejas son uno de los insectos más importantes del planeta debido a su rol como polinizadores y dispersores de semillas.
“Por eso nunca les he causado daño alguno. Cuando la FCDS nos propuso trabajar con abejas nativas sin aguijón para poder, no lo pensé dos veces en participar: era el escenario perfecto para cuidarlas y aprovechar su miel”.
En la gira de meliponicultura en Piamonte, Nectario evidenció que sí es posible vivir de las abejas. “Varios cuentan con más de 50 cajas en sus fincas e incluso uno de ellos tiene una empresa productora. Estas experiencias me motivaron a seguir con mi iniciativa”.
Según este campesino, con su proyecto de abejas nativas sin aguijón le aportará al cuidado del planeta. “Vamos a generar alimento, conservar el medio ambiente y regenerar o recuperar la biodiversidad de nuestro entorno”.
Arley Rojas, habitante de la vereda Nápoles, no le tenía mucha fe al proyecto de meliponicultura de la FCDS. “No entendía cómo las abejas me iban a permitir consolidar una iniciativa que generara recursos económicos para la familia”.
Luego de varias capacitaciones por parte de la fundación, el pensamiento de Arley fue cambiando. “Aprendí que las abejas son fundamentales para el medio ambiente y que además podemos aprovechar sosteniblemente la miel y polen; poco a poco me fui enamorando de ellas”.
La FCDS le dio varias cajas para tener sus propias abejas y le enseñó varias técnicas para multiplicarlas. “A largo plazo voy a poder comercializar la miel y al mismo tiempo aportaré a la conservación de las especies en la región”.
En Piamonte, Arley conoció proyectos exitosos de meliponicultura que lo motivaron a seguir con el suyo. “Un productor nos contó que al comienzo la gente le decía desocupado y loco por tener cajas con abejas. Hoy vive de los regalos que dan las abejas y demostró que pueden ser lucrativas al conservarlas”.
Los productores del Cauca y Putumayo le contaron lo positivo y negativo de sus experiencias con las abejas. “Esto nos va a permitir no cometer los errores en nuestros proyectos. Fue una experiencia maravillosa que me motivó mucho”.