- Varias pocetas desocupadas, peces hacinados y un caudal bastante seco. Así luce por estos días el caño Lajas de San José del Guaviare, un panorama nunca antes visto y que cada vez se hace más evidente.
- La temporada de verano no es la gran responsable de su triste aspecto. La raíz está en las quemas de los morichales donde nace y la falta de continuidad del caudal en algunas de sus partes.
- Así lo evidenciaron la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FDCS) y varios ciudadanos en un recorrido por la zona.
A los 12 años, Angélica Rojas conoció un cuerpo de agua que la enamoró de inmediato, un ecosistema lleno de pocetas y rocas de gran tamaño y un agua cristalina y diáfana que dejaba ver las maravillas del fondo, como algas rojas, verdes y amarillas y cientos de peces.
Se trataba del caño Lajas, ubicado en la zona rural de San José del Guaviare y en terrenos de la serranía de La Lindosa, un afloramiento rocoso lleno de pictogramas pintados por los indígenas hace más de 12.000 años.
“En esa época, más o menos comienzos de la década de los 80, mis papás compraron un predio y le dieron vida a la finca familiar. Lo primero que me enamoró fue ese hermoso caño, que fluía con fuerza a pocos metros de nuestro terreno”.
Este caño nace en los morichales de La Pizarra en la serranía de La Lindosa, donde quedan los túneles de la Ciudad de Piedra. Luego nutre el río La María, que surte de agua al casco urbano de San José del Guaviare y el cual termina en las carmelitas aguas del imponente río Guaviare.
Angélica, quien trabaja como coordinadora regional de la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS) en Guaviare y Meta, presenció la llegada del turismo desordenado al caño que la enamoró desde sus últimos años de la niñez.
“Lajas se convirtió en uno de los sitios más visitados por los habitantes de San José del Guaviare, un lugar que hace más de 30 años fue el único balneario del municipio, al cual llamábamos el Rincón de los Toros”.
Esta presencia causó estragos en el caño. “Lamentablemente, varios de los ciudadanos que lo visitaban arrojaban basura y hacían fogatas en las orillas del caño. El tradicional paseo de olla fue fatal para el ecosistema”.
Los dueños de los predios que colindaban contra el Rincón de los Toros tomaron medidas radicales. “Dos propietarios restringieron el ingreso. Uno de ellos, quien tiene bastantes recursos económicos, montó un negocio de manejo de agua”.
Estas medidas, según recuerda Angélica, favorecieron a los tesoros naturales del caño. “Sin el desorden del turismo, esta parte del caño se recuperó; desde la finca familiar se veían las pocetas llenas de aguas cristalinas y las algas coloridas”.
Otros tramos del caño sí eran visitados por los habitantes de la capital del Guaviare, un turismo que llegó a su fin a comienzos de la década del 2000 cuando los paramilitares gobernaron la zona.
“Los 1,5 kilómetros de la carretera por la cual se llegaba a este balneario natural y que lo conecta con la vía nacional San José del Guaviare – Bogotá, se convirtieron en un sitio muy peligroso. Se encontraron varios cuerpos sin vida por eso la gente lo dejó de visitar”.
A punto de desaparecer
Durante la época de verano en la Amazonia, que va desde noviembre hasta marzo, el nacimiento del caño Lajas es uno de los principales epicentros de incendios forestales en el departamento del Guaviare.
“No se trata de quemas naturales. Son fuegos que algunas personas hacen con el propósito de darle alimento a pocas vacas flacas con el rebrote de la sabana nativa propia de estas zonas. Estas quemas ocurren desde hace varios años en las inmediaciones de la Ciudad de Piedra en la serranía de La Lindosa”.
En el verano de este año, los dueños de los predios que rodean el caño Lajas evidenciaron cambios atípicos en su aspecto. Según Angélica, varios ciudadanos le informaron que el agua había desaparecido en varios de sus sectores.
“En esta época seca el caudal del caño siempre baja, pero jamás quedaba totalmente seco. Por eso decidimos hacer un recorrido por varias áreas del caño”.
La FCDS, funcionarios del Cuerpo de Bomberos y varios habitantes de San José del Guaviare, recorrieron más de 700 metros lineales del caño y quedaron bastante alarmados con lo que vieron.
“En varias zonas encontramos pocetas desocupadas, el caudal totalmente cortado y el antes famoso Rincón de los Toros, que en el pasado recibió en sus aguas cientos de personas, totalmente seco; también peces atrapados en pequeñas pocetas peleando por el oxígeno, algo que jamás habíamos visto”.
Para Angélica, este panorama no solo tiene su principal raíz en la actual temporada de sequía en la Amazonia. “Se debe principalmente a las quemas que se hacen en la zona donde nace, es decir en los morichales. Si estos sitios llegan a su fin, el caño va a desaparecer”.
Los expedicionarios inspeccionaron varias zonas en busca del agua, un recorrido que los alertó aún más. “En los caños rocosos el agua se mete por debajo de las piedras y luego revienta más adelante. Todos teníamos la esperanza de encontrar eso en Lajas, pero el agua no apareció en varios de sus sectores”.
La coordinadora regional de FCDS manifestó que esto evidencia que hay una ruptura en la conexión del caño, “es decir un quiebre en su caudal. Las afectaciones en el nacimiento y esta nueva condición, tienen en cuidados intensivos al caño Lajas”.
En el recorrido, Angélica encontró solo una poceta con pocos peces. “Fue muy triste recorrer el caño que me enamoró de niña y encontrarlo así de seco y sin vida; genera una tristeza profunda y una decepción sobre la gente que no entiende el daño que hace. El tiempo que de forma imparable transcurre solo pasará factura por el trato funesto que se le da al recurso hídrico”.
Con el corazón partido
Durante el recorrido liderado por la FCDS, varios habitantes de la zona le manifestaron a Angélica su preocupación por el futuro del caño Lajas, que nutre al río que les brinda agua a los habitantes de San José del Guaviare: La María.
“Cuando estábamos buscando el agua en el caño, varios hijos y nietos de los propietarios de los predios nos dijeron que nunca habían visto así de seco al cuerpo de agua. Están muy preocupados porque llevan años cuidando este ecosistema”.
La comunidad coincide con la teoría de la experta de la FCDS. “Ellos saben que todo está relacionado con las quemas en los morichales donde nace el caño, una actividad que más temprano que tarde va a hacer desaparecer a este hermoso ecosistema”.
Angélica le mostró a su mamá las fotos del alarmante aspecto del caño Lajas, imágenes que le llenaron el rostro de lágrimas. “Ella también aseguró que nunca había visto al caño así de crítico. Esto es una muestra certera de que su futuro está en un inminente peligro”.
Todo indica que la época de sequía en el Guaviare llegó a su fin. Los aguaceros registrados en los últimos días han mitigado la problemática de los incendios en La Lindosa y lo más probable es que el caño vuelva a recibir agua.
“El caño se va a llenar de agua lluvia en esta temporada de invierno, líquido que no será el que nace en los morichales porque están sumamente afectados. Pero, ¿y en la siguiente época de sequía aguantará? Es urgente que las autoridades hagan algo para proteger estos sitios estratégicos”.
Si este caño desaparece por los impactos en su nacimiento, la repercusión va a ser en toda la zona. Por ejemplo, el caudal del río La María disminuirá al no recibir el aporte de Lajas, lo que pondría en riesgo el abastecimiento de los habitantes de San José del Guaviare.
“El turismo también se verá bastante impactado. Los caños de esta zona son los más visitados por sus macarenias, cascadas y zonas de baño, como caño Canoas, la María y caño Lajas”.
El dictamen de la experta de la FCDS es alarmante. “Si no se toman medidas urgentes, el caño Lajas se va a secar totalmente en algún momento porque ya se está quedando sin el agua de su nacimiento. Si en esta temporada de invierno no llueve tanto, vamos a ver las consecuencias de esa tragedia”.
Angélica lanzó un SOS por este caño de San José del Guaviare. “Le hacemos un llamado a todas las entidades para que pongan fin a los incendios en la zona de su nacimiento. Si no se atiende urgentemente esta problemática, el caño desaparecerá muy pronto”.
Los habitantes del Guaviare se sienten frustrados. “Solo nos visibilizan cuando las problemáticas afectan directamente a Bogotá, como fue el caso de los incendios que incrementaron los índices de contaminación en la capital del país. Es urgente que prioricen las acciones en nuestro territorio”, puntualizó Rojas.
“Es un tema social, personal y de amor propio por la tierra, por los recursos y por la vida misma pues sin este preciado líquido que será de la humanidad. Es simple la respuesta. No hay vida, será un fracaso rotundo si no se hace algo al respecto.