- La FCDS y el Instituto Humboldt presentaron los resultados de la primera fase del monitoreo acústico pasivo de la biodiversidad en Guaviare, un proyecto que instaló 38 equipos de grabación en 15 fincas campesinas.
- Las aves fueron las grandes protagonistas en los 43.000 archivos de audio que fueron captados por estas grabadoras en coberturas vegetales como bosques, sistemas agroforestales y pastizales.
- Según los análisis, en el 18% de las 724 horas de grabación hay aves vocalizando. Los investigadores ya verificaron la presencia de 48 especies: el tucán silbador (Ramphastos tucanus) fue la más representativa.
- Crónica de una jornada de socialización donde los campesinos del Guaviare les pusieron rostro a los sonidos de la naturaleza que escuchan a diario en sus predios.
Flor Marlén Gaitán, una campesina del corregimiento El Capricho en San José del Guaviare, se despertó más temprano de lo habitual el pasado martes 25 de junio. A las cinco de la mañana ya estaba bañada, arreglada y lista para desayunar con su esposo.
Según esta guaviarense que lidera varios proyectos productivos sostenibles en La Gaitana, una finca de 40 hectáreas ubicada en la vereda La Tortuga, casi no pudo dormir por dos compromisos que le generaron un gran dilema.
La Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenibilidad (FCDS) y el Instituto Humboldt la invitaron a conocer los resultados de monitoreo acústico pasivo de la biodiversidad, un proyecto en el que participó pero que se le cruzaba con otra actividad.
“Ese día también me invitaron a participar en un programa que busca convertir las fincas de los campesinos en sitios para el turismo de la naturaleza. No dormí más de tres horas pensando cuál de las dos actividades iba a escoger”.
Como siempre ha querido saber cuáles son los animales que cantan en el bosque, sistemas agroforestales y pastizales de su finca, Flor Marlén decidió asistir a la socialización de los sonidos de la biodiversidad.
“A mediados de febrero, los profesionales instalaron tres equipos de grabación o audiopolillas en varios sitios de mi finca para captar los sonidos de la naturaleza. Todos funcionaron a la perfección y fueron retirados a finales de marzo”.
Esta madre de cuatro hijos convenció a su esposo de asistir a la otra actividad. A las seis de la mañana, se subieron en la moto y cogieron rumbo hacia Terrapreta, la reserva natural de la FCDS donde sería la socialización del monitoreo acústico.
Proyecto pionero
El cielo guaviarense carecía de nubes y el Sol estaba en todo su esplendor. Eso fue lo primero que le llamó la atención a Flor Marlén al llegar a Terrapreta, un sitio de 82 hectáreas ubicado en las faldas de la Serranía de La Lindosa.
“Estamos en temporada de lluvias y por eso traje capa, botas de caucho y hasta una chaqueta. Como el tiempo iba a estar a nuestro favor, sabía que los demás campesinos que participaron en el proyecto también iban a venir”.
La corazonada de esta amante de las plantas era cierta. Hacia las nueve de la mañana, la casa de madera de un piso de la reserva natural ya estaba ocupada por la mayoría de los 15 campesinos que instalaron los equipos de sonido en sus fincas.
Además de Flor Marlén, María de los Ángeles Gaitán, Jefferson Cocinero, Edwin Reyes, José Eduardo León, Cesar Augusto Urrego, Gustavo Rodríguez, Aníbal Martínez y Daniel Chitiva, estaban listos para conocer los resultados del proyecto.
Mientras los profesionales de la FCDS y el Instituto Humboldt terminaban de instalar el computador y sonido para hacer la presentación, los campesinos fijaron sus ojos en una de las paredes del recinto que contaba con un afiche lleno de imágenes de aves.
“A todas estas aves las hemos visto en los bosques, corredores productivos y pastizales de las fincas. Sin embargo, no sabemos sus nombres y tampoco los sonidos que hacen”, dijo María de los Ángeles Gaitán, campesina de la vereda La Tortuga.
Raúl Gómez, coordinador de forestería comunitaria del programa de Medios de Vida Sostenibles de la FCDS en Guaviare, se encargó de dar la apertura de la socialización de resultados con las comunidades.
“Hoy van a conocer los sonidos de la naturaleza que grabaron estos equipos durante más de 20 días en sus bosques y sitios donde marchan las iniciativas de forestería comunitaria. Ustedes son los grandes protagonistas de este proyecto pionero en Guaviare”.
Según Gómez, este monitoreo acústico pasivo arrojó mucha información que permitirá conocer qué tan efectivas están siendo las iniciativas productivas sostenibles de la FCDS en términos de biodiversidad.
“Con este proyecto podremos establecer cómo los sistemas agroforestales, corredores productivos, cría de abejas nativas sin aguijón y enriquecimiento y recuperación del bosque, están contribuyendo a la conservación ambiental y conectividad ecológica”.
La Asociación de Observadores de Aves del Guaviare (GOAG) y la empresa comunitaria de turismo de naturaleza Happy Life también participaron en este taller de socialización del proyecto de monitoreo acústico.
“Estos proyectos son muy importantes para seguir estudiando las aves que hacen presencia en el Guaviare. Estamos muy entusiasmados por conocer los sonidos que captaron los equipos en las diferentes coberturas vegetales”, dijo Diana Lucena, miembro del GOAG.
724 horas de sonidos de la naturaleza
Terminada la introducción de la FCDS, los corazones de los nueve campesinos del Guaviare que asistieron a la socialización latieron con mayor fuerza con el inicio de la presentación de resultados del proyecto.
“Mi finca es una orquesta con muchos sonidos de la naturaleza. Aunque he logrado identificar algunos de los animales que cantan, desconozco a la mayoría; hoy estoy muy entusiasmado por conocer esas bellezas”, aseguró Aníbal Martínez, campesino de la vereda El Rebalse.
Juan Sebastián Ulloa, investigador adjunto del centro de estudios socioecológicos y cambio global del Instituto Humboldt, primero les recordó en qué consiste este método para monitorear la biodiversidad a través de los sonidos.
“Este monitoreo se apoya en el uso grabadoras programables que graban los sonidos del paisaje durante largos periodos de forma no invasiva, estandarizada y costo eficiente. Evalúa la salud de los ecosistemas de forma cuantitativa y compara impactos o mejoras en las áreas de estudio”.
Las 38 audiopolillas o equipos de grabación instaladas entre el 13 de febrero y 1 de marzo en 15 predios de siete veredas de San José del Guaviare y Calamar, grabaron un total de 43.000 archivos de audio durante más de 724 horas.
Estas grabadoras programables fueron ubicadas en tres coberturas: bosque (denso, secundario, fragmentado, galería y de protección al margen de las quebradas); sistemas agroforestales (cacao y pancoger); y pastos (arbolados, enmalezados y limpios).
“Todas las audiopolillas funcionaron a la perfección y arrojaron información que nos va a permitir medir la recuperación de la comunidad animal en las áreas donde la FCDS adelanta las iniciativas de forestería comunitaria”, informó Ulloa.
La instalación y recogida de los equipos no fue una tarea exclusiva de los profesionales del Instituto Humboldt y la FCDS. En las salidas de campo, los 15 campesinos fueron capacitados en el manejo de las grabadoras.
“Al comienzo me dio mucho susto porque no manejo muy bien la tecnología. Sin embargo, en las capacitaciones aprendí que las audiopolillas son fáciles de manejar y ahora estoy en la capacidad de volverlas a instalar y retirar”, expresó Flor Marlén.
Luego de la presentación de estos datos generales del proyecto, el coordinador de forestería comunitaria de la FCDS en Guaviare les informó a los campesinos que el objetivo de esta alianza es consolidar grupos comunitarios de monitoreo de la biodiversidad.
“Más allá de conocer las especies de fauna que habitan en sus fincas, este proyecto busca generar capacidades en las comunidades sobre el monitoreo de la biodiversidad. A futuro, ustedes serán los encargados de instalar todos los equipos”, precisó Gómez.
¡48 especies de aves!
Una diapositiva presentada en una de las paredes de la casa de Terrapreta indicó que era el momento de conocer los rostros de los animales que deleitan con sus melodías a los campesinos guaviarenses en sus fincas.
El título de la pieza divulgativa decía “Especies emblemáticas y su rol ecológico”. Ulloa, investigador del Humboldt que ha capacitado a los profesionales de la FCDS en Guaviare sobre el manejo de los equipos y descarga de los audios, entró en materia.
“En los 43.000 archivos de audio grabados por las 38 audiopolillas hemos identificado 286 posibles especies de aves, de las cuales 48 ya fueron verificadas por los investigadores y expertos en biodiversidad del Instituto Humboldt”.
Según Ulloa, en el 18% de las 724 horas de audio recolectadas en los bosques, sistemas agroforestales y pastizales hay aves vocalizando. “También hemos detectado sonidos de anfibios, mamíferos e insectos, pero ese material aún está en proceso de análisis”.
El Instituto Humboldt presentó las 10 especies de aves más emblemáticas del proyecto, es decir las que más cantaron durante el tiempo que estuvieron instaladas las audiopolillas en las fincas campesinas.
Tucán silbador (Ramphastos tucanus), saltarín coroniazul (Lepidothrix coronata), guardabosques gritón (Lipaugus vociferans), panguana (Crypturellus soui), soledad (Trogon viridis), guacamaya bandera (Ara macao), chancha (Cyanocorax violaceus), bienparado (Nyctibius griseus), guaco (Herpetotheres cachinnans) y bujío (Nyctidromus albicollis).
“Los sonidos de un ave hicieron una fuerte presencia durante el estudio: se trata del tucán silbador, una especie que fue registrada en el 95% del muestreo tanto en los bosques, sistemas agroforestales y zonas de pastizales de las fincas”, apuntó Ulloa.
El investigador informó cuáles fueron las aves más representativas por cobertura. Por ejemplo, la panguana marcó la parada en las zonas de bosques maduros y la chancha, guacamaya bandera, bujío y guaco en los bosques jóvenes y arbustos.
Los campesinos conocieron las aves más emblemáticas de sus fincas: el bujío en los predios de Flor Marlén, María de los Ángeles y Gustavo; saltarín coroniazul en el de Aníbal; tucán silbador en el de César Augusto; y guardabosques gritón en el de Jefferson.
“También pudimos identificar que en las zonas donde trabajan sus iniciativas de forestería comunitaria, como sistemas agroforestales, se están registrando aves más relacionadas con las coberturas boscosas; es decir que sí son exitosas en términos de biodiversidad”, dijo Ulloa.
En esta parte de la socialización de resultados, Jefferson Cocinero por fin pudo ponerle rostro a uno de los sonidos naturales más representativos de su finca, un predio ubicado en la vereda El Chuapal del corregimiento El Capricho.
“El sonido que más se escucha en mi finca es del guardabosques gritón, un animal muy hermoso que me enamoró desde que era niño. Aún me la paso horas escuchando sus sonidos en el bosque”.
A cantar como las aves
El objetivo de esta actividad iba más allá de presentar números y los nombres científicos de las especies de aves más emblemáticas del proyecto. El ideal era que los campesinos interactuaran con los sonidos de la naturaleza.
Para esto, Alejandro Hernández, docente del Instituto Humboldt, preparó varias actividades lúdicas. “Hoy vamos a aprender jugando. Primero escucharemos dos canciones y ustedes me van a decir el nombre y el cantante”.
Una música de carranga sonó con fuerza en la casa de Terrapreta. Luego de varias presentaciones, los campesinos descifraron que se trataba de ‘Cambio de turno’, canción del cantante popular Jaime Díaz.
La segunda pieza musical no tardó más de 10 segundos en ser identificada. Se trataba de ‘El cóndor herido’, canción que inmortalizó Diomedes Díaz en su voz y puso a cantar a todos los participantes.
“Es la canción de una de las aves más emblemáticas de Colombia que hace alusión a un hombre que quiere alzar vuelo por muchas penas y tristezas”, dijo totalmente segura Gladys Gavilán, miembro de la empresa Happy Life.
Los participantes luego cerraron sus ojos para escuchar otras muestras sonoras. El objetivo era que lograran identificar los sitios, emisores e incluso épocas de las sinfonías grabadas en diferentes sitios.
Al agudizar los oídos, los campesinos identificaron que una de las piezas era el anuncio de unas fiestas decembrinas en un pueblo caribeño. “Efectivamente este sonido fue grabado en Tumaco un 22 de diciembre”, complementó Ulloa.
En el segundo audio fue evidente que el sonido provenía de un estadio repleto, aunque algunos sonidos parecidos a los de las ranas, los alcanzaron a confundir. “Pensé que era un río, pero luego me concentré más y evidencié que era una multitud”, dijo Flor Marlén.
“Todos los sonidos cuentan una historia. Eso ocurre en la naturaleza: el canto de las aves o sonidos de los demás animales tienen un objetivo específico, como atraer a las parejas o anunciar algún peligro”, les aseguró Hernández.
El educador les repartió dos fotografías de la fauna a cada uno de los nueve campesinos del Guaviare, representantes del GOAG y profesionales de la FCDS y el Humboldt. “Los que tengan la misma imagen se van a organizar en grupos”.
Esta actividad, llamada la trivia melódica, consistía en imitar los sonidos de varias aves y algunos insectos y mamíferos. Los que mejor lo hicieran, recibirían como premio algunas cartillas y libros de aves de la Asociación de Observadores de Aves del Guaviare.
Durante cerca de una hora, los aplicados alumnos imitaron los sonidos del tucán silbador, saltarín coroniazul, bienparado, bujío, guacamaya bandera, guardabosques gritón, chancha, rana picuda y chicharras.
María de los Ángeles Gaitán fue una de las mejores imitadoras de los sonidos de las aves. Con una facilidad que sorprendió a todos sus compañeros, replicó con exactitud los cantos del tucán, chancha y bujío.
“Esto se debe a que pongo mucha atención a todos los sonidos que escucho en mi finca, ubicada en la vereda La Tortuga. Por ejemplo, cuando recorro el bosque me quedo varios minutos replicando esas melodías hermosas de la naturaleza”.
Dibujos y poemas
En horas de la tarde, luego de llenar sus estómagos con un sancocho de gallina, estos campesinos guaviarenses que cuidan los bosques tuvieron la oportunidad de demostrar sus talentos para el dibujo y la escritura.
Los investigadores del Instituto Humboldt les dieron varios pliegos de papel y decenas de colores para que convirtieran los sonidos que iban a escuchar, en dibujos de los paisajes sonoros.
“Dejen volar su imaginación con estos sonidos que registramos en sus predios, es decir en sus bosques, sistemas agroforestales y pastizales. Nos vamos a organizar en grupos de tres o cuatro personas para dibujar los paisajes”, precisó Hernández.
María de los Ángeles, Flor Marlén y Aníbal dibujaron las zonas donde mezclan árboles maderables con cultivos de pancoger; Cesar, Daniel y Gustavo representaron los frondosos bosques; y Edwin, Jefferson y José Eduardo los cuerpos de agua rodeados por árboles.
En cada una de las coberturas ubicaron las especies de aves más representativas. Luego de aproximadamente una hora de dibujar, actividad en la que también participaron las mujeres del GOAG, una persona de cada grupo socializó las obras de arte de la naturaleza.
Aunque todas las intervenciones fueron aplaudidas, el ganador absoluto de la actividad fue Jefferson Cocinero, un campesino que recibió una ovación por parte de sus compañeros cuando leyó un poema que escribió.
“Cuando llega la tarde y se funde el ocaso, un mundo nuevo se asoma y es la vida nocturna de miles de seres que no conocemos y queremos verlos. Entre sus sonidos inexplicables nos cuestionan y nos cuentan una historia de banquetes, de fiestas y de amores”.
Este poeta de la naturaleza recibió como premio la guía de aves no paseriformes del Guaviare, un libro desarrollado entre la FCDS y la Asociación de Observadores de Aves del Guaviare (GOAG) hace un par de años.
Sin embargo, todos los participantes se llevaron guías de aves de este departamento amazónico y los afiches con las 10 especies de aves más representativas del proyecto de monitoreo acústico pasivo de la biodiversidad.
“Este afiche les quedó muy hermoso y lo voy a colgar en la sala de mi casa. Además de las fotos de las aves, tiene unos códigos que con el celular nos permiten escuchar los sonidos que hacen en nuestras fincas”, manifestó Flor Marlén.
Proyecto a largo plazo
Al finalizar la socialización, un día donde la temperatura alcanzó a llegar a los 31 grados centígrados y la lluvia brilló por su ausencia, los nueve campesinos escribieron en varias cartulinas cuáles fueron los mayores aprendizajes de la actividad.
“Aprendimos a identificar los principales sonidos de la naturaleza en nuestras fincas a través de nuevos métodos, conocimientos que queremos seguir fortaleciendo. Entendimos que la naturaleza y nuestros animales tienen los mismos derechos que los humanos”.
Para Jefferson Cocinero, uno de los mayores aprendizajes fue que todos los sonidos dan mucha información sobre el estado de los animales. “Ellos hacen sonidos distintos en el bosque y en las áreas destapadas, al igual que en las noches y el día. Quiero seguir aprendiendo sobre ellos”.
Gustavo Rodríguez escribió que en esta socialización, aclaró varias dudas que tenía sobre los animales que hacen sonidos en su finca. Flor Marlén precisó que, entre más conservado esté el bosque, los sonidos serán más numerosos. “Debemos dejar de destruir sus hogares”.
El coordinador de forestería comunitaria de la FCDS en Guaviare cerró la socialización de la primera fase del monitoreo acústico pasivo de la biodiversidad, un proyecto que cuenta con la financiación de la Embajada de Noruega y el programa Amazonia Mía, con varios anuncios.
El primero estuvo relacionado con toda la información que van a arrojar los 43.000 archivos de audio que fueron recolectados durante casi un mes en los 15 predios de Guaviare que hacen parte del programa de Medios de Vida Sostenibles de la fundación.
“El análisis de esta información nos va a permitir conocer y comparar la biodiversidad presente en las diferentes coberturas de las fincas, como cultivos, pastos, rastrojos, relictos boscosas y bosques bien conservados; y cómo se mueve la fauna en estos lugares”.
El segundo anuncio fue que este monitoreo pasivo tendrá una segunda fase. Según Gómez, el primer ejercicio fue realizado en época seca y por eso la FCDS ya está instalando los equipos en las fincas durante la actual época de lluvias.
“Queremos comparar los datos entre ambas épocas para mirar las diferencias en términos de biodiversidad. Este proyecto es muy interesante porque nos permite analizar la fauna presente en cada una de las coberturas y en distintas variaciones climáticas”.
Gómez manifestó que pronto se conocerán los resultados de una segunda toma de datos en las mismas fincas campesinas, lo que dará un resultado mucho más completo no solo de la biodiversidad local.
“También aportará mucha información sobre el impacto de las acciones de restauración y conectividad que se están implementando en las fincas que forman parte del programa de Medios de Vida Sostenibles en Guaviare”.
El tercer anuncio fue que las comunidades que participaron en el proyecto conformarán grupos de monitoreo comunitarios para que la información sobre los sonidos de la fauna sea constante y así se generen muchos más datos e interpretaciones.
“Estos 15 campesinos del Guaviare ya cuentan con muchos conocimientos técnicos sobre el monitoreo acústico pasivo. La FCDS los seguirá capacitando y esperamos conseguir más financiación para continuar nuestra alianza con el Instituto Humboldt”.
Estos guardianes de los bosques del Guaviare recibirán varios de los audios de las aves que fueron grabadas por las audiopolillas. “Les vamos a entregar estos sonidos en varias USB y formatos digitales para que los escuchen en sus celulares”, puntualizó Gómez.
Voces campesinas
- Jefferson Cocinero – vereda El Chuapal
“A pesar de que las escuchamos todos los días, hay muchas aves que nosotros no conocemos. Con este proyecto de monitoreo las estamos identificando y de esta manera las vamos a cuidar más. Soy un guardián del guardabosques”.
- Flor Marlén Gaitán – vereda La Tortuga
“Este proyecto de monitoreo me está permitiendo conocer los animales que cantan en la finca, en especial en el bosque. Ahora ya sabemos cómo se llaman esos animalitos que tanto nos deleitan con sus hermosos cantos, como el guardabosques”.
- María de los Ángeles Gaitán – vereda La Tortuga
“El proyecto de monitoreo es algo muy enriquecedor para nosotros. Con estas grabadoras pudimos conocer a fondo la riqueza que tenemos en cada predio, bosque y sitio con proyectos de forestería comunitaria, animalitos a los que antes no les prestamos mucha atención y ahora hacen parte de nuestras familias”.
- Gustavo Rodríguez – vereda San Miguel
“Con la información de los sonidos ahora conozco más la riqueza de fauna de mi finca, un terreno con bosque, rocas, río y caudal. Mi objetivo es mostrarles estos audios a los turistas que recorren los senderos de mi predio”.
- Cesar Augusto Urrego – vereda Caño Lajas
“Este monitoreo es muy bueno porque estamos identificando los sonidos de la naturaleza que hay en nuestros predios. No sabía que el tucán, la guacamaya y la panguana estaban muy presentes en todas las zonas de mi finca”.
- José Eduardo León – vereda La Tortuga
“Con mi esposa llevamos más de 10 años sembrando árboles en nuestra finca. Estamos muy contentos con el proyecto de monitoreo porque estamos conociendo cuáles son los animales que hacen esos sonidos tan hermosos en lo más alto del bosque”.
- Aníbal Martínez – vereda El Rebalse
“En mi finca instalaron tres grabadoras en el bosque, pastizal y una zona donde tengo mi iniciativa de sistemas agroforestales. Con este proyecto, por fin pude ponerle rostro a los sonidos que escucho en mis largos recorridos por el bosque”.