- Más de 100 familias campesinas de las 16 veredas del núcleo 1 del Bajo Caguán formularon sus propios proyectos para conservar y aprovechar sosteniblemente los bosques.
- Trabajarán temáticas como enriquecimiento y recuperación natural del bosque, sistemas agroforestales, corredores productivos, desarrollo de capacidades y abejas nativas.
- En esta zona rural del municipio de Cartagena del Chairá, la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS), el gobierno de Noruega y Amazonia Mía, han consolidado 202 proyectos de forestería comunitaria.
Los bosques de Caquetá y Guaviare, dos de los departamentos más ricos en biodiversidad de la Amazonia colombiana, palidecen a diario por el accionar de la deforestación.
Según el IDEAM, en 2021 estos territorios perdieron más de 63.000 hectáreas boscosas, es decir el 36,4% del total de la deforestación nacional. Se ubicaron entre los tres departamentos más afectados, junto al Meta.
Los responsables de la acelerada desaparición del bosque amazónico son el acaparamiento de tierras y la ganadería extensiva, motores de la deforestación liderados por agentes externos con mucho poder.
Ante este panorama, la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS) le dio vida a una estrategia que busca desarrollar alternativas de manejo sostenible de los bosques con varias comunidades campesinas del Guaviare y Caquetá.
Se trata del proyecto de forestería comunitaria, una esperanza para la región que cuenta con el apoyo y financiamiento de la Iniciativa Internacional de Clima y Bosque de Noruega (NICFI) y el programa Amazonia Mía.
“Buscamos que las familias campesinas entiendan que se pueden generar beneficios económicos manteniendo el bosque en pie y que el uso sostenible es una forma de conservación”, dijo Emilio Rodríguez, coordinador de Medios de Vida Sostenible de la FCDS.
Este proyecto de forestería comunitaria trabaja desde hace más de dos años con familias campesinas del Bajo Caguán en Caquetá (municipio de Cartagena del Chairá) y El Capricho en Guaviare (San José del Guaviare, El Retorno y Calamar).
“Trabajamos dos líneas: identificar los núcleos de potencial forestal para que las familias aprovechen los productos no maderables del bosque; y crear proyectos o emprendimientos de uso sostenible del bosque en las fincas de los campesinos”, informó Rodríguez.
Para el experto, el espíritu de la forestería comunitaria es que las comunidades descubran que hay otros sistemas de producción diferentes a los que han trabajado durante décadas en la selva amazónica, es decir hacer un aprovechamiento sostenible de los bosques.
“Es un tema de transformación cultural que no se da de la noche a la mañana, ya que un colono no puede dejar de ser ganadero para vivir de los productos no maderables del bosque. El ideal es trabajar con la gente en explorar nuevos medios de vida con el bosque en pie”.
Primera fase
La primera convocatoria del proyecto de forestería comunitaria de la FCDS fue realizada el segundo semestre del 2021. En total fueron aprobadas 136 iniciativas comunitarias en las dos áreas de trabajo: 80 en el Bajo Caguán y 56 en El Capricho.
“En ambas zonas hemos contado con el apoyo permanente de las asociaciones ASOCAPRICHO (Guaviare) y ACAICONUCACHA (Bajo Caguán), lo que nos ha permitido generar una mayor confianza con los líderes sociales”, mencionó Rodríguez.
Los campesinos formularon proyectos de enriquecimiento del bosque, transformación y comercialización de productos no maderables, viveros comunitarios, sistemas agroforestales, corredores productivos, capacidades empresariales y aislamiento de áreas estratégicas.
“Para desarrollar estos proyectos en las fincas de los campesinos contamos con un equipo de trabajo fijo en cada una de las áreas, profesionales y técnicos locales que están constantemente en el territorio asesorando a las familias”.
El Bajo Caguán y El Capricho suman 220.675 hectáreas ubicadas en la zona de influencia del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete. Allí hay 47.000 hectáreas de bosque en pie, las cuales son cuidadas por las más de 200 familias campesinas del proyecto.
Según Rodríguez, mantener el bosque en pie incluye conservar, preservar, restaurar y usar sosteniblemente. “Las familias campesinas formulan sus proyectos y nosotros los asesoramos y les damos insumos para que los desarrollen”.
A finales de 2022, la FCDS abrió la segunda convocatoria de proyectos de forestería comunitaria en el Bajo Caguán y El Capricho. Entre los meses de octubre y noviembre, las familias campesinas presentaron 356 propuestas.
“Recorrimos los predios de los campesinos para ver si cumplían con los criterios predefinidos de habilitación de los proyectos, determinar las condiciones del proyecto en campo y su viabilidad y definir las recomendaciones técnicas necesarias”, aseguró Rodríguez.
Los proyectos que pasaron este filtro fueron calificados por expertos de la FCDS, el gobierno de Noruega y ambas asociaciones comunitarias. En total quedaron aprobadas 258 iniciativas: 136 en El Capricho y 122 en el Bajo Caguán.
El Bajo Caguán vive del bosque
Entre el 13 y 18 de marzo, una comitiva de más de 15 personas de la FCDS y Amazonia Mía estuvo en lo más profundo del Bajo Caguán, una zona que en el pasado fue impenetrable por el conflicto armado.
El objetivo era socializar los 122 proyectos de forestería comunitaria que fueron aprobados en las 16 veredas del núcleo 1 y firmar las actas de compromiso con las familias campesinas que conservarán y aprovecharán sosteniblemente el bosque.
“Organizamos tres eventos en el Bajo Caguán, en las veredas del Guamo, Santo Domingo y Monserrate. El propósito era contarle a la comunidad el resultado de la evaluación de los proyectos que presentaron en noviembre”, apuntó Rodríguez.
La primera socialización fue el miércoles 15 de marzo en el Guamo, a donde llegaron cerca de 50 personas de las veredas más lejanas de la zona, como Peñas Rojas y Palmas. La primera charla fue sobre el proyecto de forestería comunitaria de la FCDS.
“Siempre que hacemos socializaciones en el territorio volvemos a hablar sobre forestería comunitaria. Esto con el fin de recalcar a la comunidad el objetivo del proyecto, de dónde vienen los recursos y los resultados”.
El jueves 16 de marzo el evento fue en Santo Domingo y el viernes 17 en Monserrate, reuniones en donde participaron más de 150 personas. “La comunidad está muy entusiasmada con los nuevos proyectos. Además, varias personas aseguraron que quieren participar en las futuras convocatorias”.
De los 173 proyectos que fueron formulados por los campesinos del Bajo Caguán, 122 recibieron luz verde, cifras que para Rodríguez significan una alta acogida del proyecto de forestería comunitaria en la zona.
Las familias del Bajo Caguán firmaron un acta donde se comprometieron a desarrollar sus proyectos en las condiciones acordadas, conservar las áreas existentes de bosque y utilizar los insumos y materiales entregados solo para la puesta en marcha de su iniciativa comunitaria.
“En el Bajo Caguán tenemos un equipo de siete profesionales y seis técnicos locales, quienes son los encargados de apoyar a las familias en el desarrollo de su proyecto. Los técnicos son personas de las veredas del núcleo 1 que permanecen siempre en el territorio”, dijo Rodríguez.
Proyectos con visión
Enriquecimiento y recuperación natural del bosque, meliponicultura (abejas nativas de los bosques), sistemas agroforestales, corredores productivos y desarrollo de capacidades, son las temáticas que abordarán los 122 nuevos proyectos de forestería comunitaria en el Bajo Caguán.
Según Rodríguez, los sistemas agroforestales son los preferidos por las comunidades. “Le apuntan a transformar un potrero de más de tres hectáreas en un bosque que tenga especies maderables, no maderables y cultivos como el plátano”.
Otro proyecto que ha calado en la zona son los corredores productivos, cordones con más de ocho metros de largo que en el futuro se convertirán en corredores de conectividad de biodiversidad.
“Para estos corredores les damos insumos a los campesinos para que siembren árboles nativos de la zona y cultivos que les brindan alimento. Buscamos que sean una franja de bosque que divide un potrero y se conecte con otras zonas boscosas en sus fincas”.
En la segunda convocatoria del proyecto en el Bajo Caguán participaron varias instituciones educativas que trabajarán iniciativas ambientales y culturales con los niños y jóvenes. “Quieren hacer cuentos y videos con las historias del bosque”.
Este proyecto de forestería de la FCDS también busca que el núcleo 1 del Bajo Caguán cuente con un plan de manejo forestal que contenga las especies potenciales del bosque que se pueden aprovechar.
“En Instituto Sinchi ya realizó un inventario con el potencial forestal de la zona. Ahora vamos a trabajar en el plan de manejo para luego tramitar el permiso de aprovechamiento ante la autoridad ambiental, como ya se hizo en El Capricho”, aseguró Rodríguez.
La FCDS también realizará un ejercicio de planificación predial con las familias campesinas que hacen parte del proyecto. “Con esto buscamos que puedan ordenar sus fincas. La planificación predial es fundamental para garantizar los derechos sobre la tierra de los campesinos”.
Rodríguez puntualizó que el uso sostenible de los bosques está ligado con los derechos sobre la tierra. “En estas zonas de la Amazonia no hay certeza jurídica sobre los derechos de la tierra. Por eso, estamos trabajando con las comunidades para que conozcan las rutas que cada uno de ellos tiene para llegar a una seguridad jurídica”.
Lazos de confianza
Lorenzo Vargas, coordinador regional de la FCDS en Caquetá, afirma que el éxito de los proyectos de forestería comunitaria en el Bajo Caguán tiene su raíz en la confianza generada con las comunidades y el cumplimiento de los compromisos.
“Al comienzo del proyecto de forestería la gente estaba muy escéptica por los incumplimientos de diferentes organizaciones. Pero al ver que la FCDS estaba cumpliendo con todo lo pactado, nació un canal de confianza y un ejercicio de mucha más comunicación con las comunidades”.
La segunda convocatoria reveló que los campesinos del Bajo Caguán están cada vez más interesados en el proyecto. “Más de 405 personas se inscribieron en la convocatoria, un número bastante alto que nos dio más fuerza para seguir trabajando en la zona”.
Según Vargas, la forestería comunitaria de la FCDS está rompiendo con la desconfianza institucional de las comunidades del Bajo Caguán, la cual se debe a su larga historia dentro del conflicto armado.
“Es muy satisfactorio ver ese cambio de pensamiento en las comunidades sobre los bosques. Ahora hablan de conservarlos y aprovecharlos sosteniblemente y ven al bosque como un medio de vida a futuro. Quieren formarse cada día más, un nuevo empoderamiento histórico”.
La permanencia constante en la zona del equipo de la FCDS en la zona ha sido fundamental. “Además, hemos empezado a formar capacidades locales en las comunidades. Tenemos contratadas seis personas de la zona que ahora hablan de aprovechamiento del bosque”.